Secundino Caso, alcalde de Peñarrubia: «Lo que no podemos hacer es prostituir el mundo rural»

Secundino Caso ‘Cundo’ (La Hermida, 1965) tomó el mando de la alcaldía de Peñarrubia en 1996, seis años antes de entrar a formar parte del Partido Socialista que hoy en día le respalda, y es presidente de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) desde hace cuatro años.
‘Cundo’ dejó la actividad ganadera a la que se dedicaba su familia «porque no era rentable» y fue a «buscarse la vida» a la capital cántabra, donde no llegó a encontrar su lugar. Tras regresar a Peñarrubia, Caso empezó en política «por el cariño al pueblo» y con 20 años, cuando «no sabía ni lo que era la política», se presentó a sus primeras elecciones municipales como candidato por Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA): «No nos votó nadie, ni la familia», afirma a pesar de haber obtenido un concejal en aquella ocasión.
«Me presenté en mi municipio para cambiar y hacer cosas, lo que implica generar problemas. Eso los vecinos unas veces lo ven bien y otras mal», explica. ¿Su gran proyecto? Abrir el balneario de La Hermida, lo cual logró tras seis largos años. «Siempre era el motivo para presentarse. Todos los alcaldes, dos o tres generaciones más atrás que yo, querían abrirlo», revela.
Una vez como alcalde, ‘Cundo’ comenzó su gestión «por las cosas básicas», como «la plaza de Linares o la carretera de Navedo». Aunque asegura que «siempre he tenido la sensación de que estoy de paso», Caso confiesa que se ha ido «enganchando e ilusionando con los proyectos», tal y como sucede en estos momentos con el futuro macro proyecto del municipio: el puente tibetano.
Sin duda, su objetivo político es adaptar el mundo rural a los tiempos que corren, atraer iniciativas innovadoras y hacerlo crecer, pero siempre manteniendo su esencia: «Lo que no podemos hacer es prostituir el mundo rural. Hay proyectos que son súper rentables económicamente, pero al final, ¿quién se lleva esa rentabilidad?»
¿Qué balance hace de la legislatura?
Ha sido muy tranquila en todos los sentidos y se ha podido conseguir muchísimo dinero. Yo rasco de todos los sitios: de Cantabria, Madrid, Europa… Siempre firmo un Presupuesto de 400.000 euros, que es el base, y siempre paso del millón de euros. Nosotros desde últimos de septiembre estamos ejecutando medio millón de euros en obras.
¿Qué aciertos o errores destacaría en estos últimos cuatro años?
Errores cometí muchos en el pasado, anteriores a esta legislatura, pero me los perdonaba la gente. El camino hasta aquí no ha sido fácil. Hubo una cosa en la que me equivoqué, entre tantas que no me acordaré.
Una de mis pasiones era rehabilitar la Torre de Linares y tenía la Torre y el mirador de Santa Catalina, pero lo promocionaba y no conseguía que la gente viniera.
Durante tiempo negaba que La Hermida, más allá del Balneario, tuviera atractivo turístico porque en nuestro ideario mental era un sitio de paso. Me di cuenta de que por donde pasan miles de coches todos los días es por aquí, pero es el pueblo más feo del valle y no paran porque no lo ven atractivo.
Tenía que cambiar el pueblo, por eso me metí durante una legislatura a rehabilitar todas las fachadas de La Hermida, hicimos las vías ferratas, la escalada, el paseo que va por el río, el aparcamiento y pusimos la oficina de turismo y una pantalla LED. Ahora somos capaces de meter a la gente a la Torre, al mirador…
¿Qué proyectos han quedado pendientes?
Ninguno. Suena pedante, pero no. Hemos abierto tantos frentes…
El proyecto del puente tibetano se ha ido a 2,5 millones de euros
En 2020 se anunció la construcción del puente tibetano más largo del mundo como proyecto estrella del municipio. ¿En qué punto está el proyecto?
Habíamos pensado una tirolina, pero vi un reportaje del puente más largo en Suiza y llamé a los ingenieros para que vinieran a ver si era viable. Al principio iba a ser una pasarela unidireccional de 700 metros de largo y 70 centímetros de ancha, con capacidad para 30 personas, por 700.000 euros.
Las empresas interesadas me dijeron que no era cuestión de dinero, sino que tenía que ser viable económicamente: que sea bidireccional y con capacidad de carga, que al menos 200 o 300 personas puedan pasar a la vez. Ahora el proyecto se ha ido a 2,5 millones de euros y hemos acortado el puente a menos de 600 metros.
¿Seguirá siendo el más largo del mundo?
Siendo realista, no. Ahora está planificado uno en Andorra con cinco metros más que este. El nuestro puede ser más largo, pero tendría impacto visual. La historia es hacer una cosa liviana sin realizar ningún tipo de obra. Yo quiero mi pueblo.
¿En qué punto está?
Presentamos el proyecto y nos pidieron un informe sobre la afección al medio ambiente de 12 meses para reflejar todas las estaciones del año. Terminó en marzo, por casi 20.000 euros, y teóricamente en cinco o seis meses deberían contestarnos. Si nos dieran el sí, se empezaría a hacer ya. La ejecución serían menos de seis meses.
¿Será un proyecto público o privado?
Encima de la mesa hay dos modelos de gestión y dependerá de la coyuntura económica en la que estemos cuando nos den las autorizaciones y cómo esté la situación.
Si no hay dinero, lo sacaré a concurso, optarán muchas empresas, una se lo llevaría y lo explotará y se llevará los beneficios. Se le cobraría un canon y nos quedaríamos con la parte de dinamización, con los pocos puestos de trabajo que va a generar, con que 200.000 o 300.000 personas vengan por aquí y que tengamos otro proyecto interesante en la comarca, porque se va a poder hacer durante todo el año y vamos a poder atraer más gente y subir el índice de las pernoctaciones que hay en Liébana.
Yo creo en mi modelo, en el que me ilusioné y en el que estoy trabajando: que se haga con dinero público y crear la Fundación de la Investigación y Desarrollo de la Montaña (IDEMO), que es en lo que estoy colaborando con mucha gente de España y de Europa, para que todo el dinero que saquemos, alrededor de un millón de euros al año, vaya a esa Fundación para hacer proyectos en toda Cantabria y fundamentalmente en nuestra comarca y en los 39 municipios en riesgo de despoblación.
Lo que no podemos hacer es prostituir el mundo rural. Hay proyectos que son súper rentables económicamente, pero al final, ¿quién se lleva esa rentabilidad?.
Hay muchísima gente que se ha dado cuenta de que el mundo rural es infinitamente mejor que vivir en una gran ciudad
Respecto a la pandemia, ¿cómo valora la gestión que se ha hizo desde el Ayuntamiento para combatir la COVID-19?
Todas las mañanas desinfectábamos los locales, pusimos en marcha llevar comida a las familias que no podían ir y dejamos a la gente mayor en casa, íbamos a comprar al supermercado y los operarios se lo llevaban, pero eso lo hubiéramos hecho porque está en nuestro ADN del mundo rural, el de ayudarnos y colaborar.
Para mí lo mejor de la pandemia es que por fin nos hemos dado cuenta cuál era lo realmente importante en esta vida. Hay muchísima gente que se ha dado cuenta de que el mundo rural es infinitamente mejor que vivir en una gran ciudad y que la calidad de vida que hay en el mundo rural no la hay en ningún otro lado. Hay mucha gente de segunda residencia que se ha convertido en primera residencia.
Como presidente de la Red Española de Desarrollo Rural, ¿cree que, tras la pandemia, la gente ha cambiado la ciudad por el campo?
Fue una espuma que subió y parte de esa espuma bajó. Pero no volvió a bajar donde estaba. Ahora hay cosas interesantísimas. No tengo que salir fuera, yo lo veo en Peñarrubia. En mitad de la pandemia hubo tres familias de fuera que vinieron a vivir aquí.
¿Cómo compagina su trabajo, la alcaldía, la presidencia de la Red Española de Desarrollo Rural y los demás proyectos en los que está inmerso?
No lo sé. Lo que sé es que a mí lo que más me cuesta cuando me dan un cargo es que la gente que esté allí piense igual que yo o ser capaz de conectar con ellos. Si no, los tengo que cambiar. Cuando consigo que la gente esté implicada y todos remamos en la misma dirección, es facilísimo.
Cuando llegué a ser presidente de la Red Española de Desarrollo Rural, una de las cosas que más me ha sorprendido es cómo tienes que tener la cabeza estructurada, porque puedo recibir la llamada de un secretario de Estado a las 10 de la mañana, colgar y recibir la llamada de un ganadero.
Si hay un problema homogéneo sería la vivienda para la gente joven
¿Los problemas de los pueblos, y sus respectivas soluciones, son los mismos en toda España?
Qué va. No hay dos pueblos iguales y no hay dos soluciones iguales.
¿Cuál es el más común?
La sociedad en conjunto ha conquistado algo a lo que nadie quiere renunciar: el Estado de Bienestar, que es todo lo que tenga que ver con los servicios y lo que necesitamos para un proyecto de vida.
Si hay un problema que podría ser homogéneo prácticamente en todo sería la vivienda para la gente joven. Las normativas en muchos pueblos no permiten hacer otro tipo de viviendas y se han convertido en un artículo de lujo.
En otros lugares, aunque se puede acceder a viviendas que hay, tienen muchos propietarios y no sale a la venta pública, con lo cual nadie puede acceder a ello. A nivel nacional estamos intentando ver qué se puede hacer con las ruinas y los solares vacíos porque lógicamente hay muchísimo patrimonio tirado del que ningún propietario se va a hacer caso.
Ahora mismo hay una oportunidad para el mundo rural. Si la gente joven nos compra el discurso de que hay que volver al mundo rural y les damos ese paracaídas para llegar… Es que lo tenemos que hacer.
También estoy peleando para hacer un proyecto para jóvenes en el cual la subvención que se de se adapte a sus necesidades, no que ellos tengan que adaptarse a una orden. Entonces ellos tienen que firmar un compromiso con el territorio. Es la clave en el futuro inmediato del mundo rural, los jóvenes.
¿Cómo afronta el Ayuntamiento el problema de la despoblación?
Al poco de llegar a ser alcalde, la escuela de La Hermida se cerraba y llevaban a los dos niños que quedaban a Potes. Yo decía: «El día que se acabe la escuela, se acaba mi pueblo», porque un pueblo donde no hay niños… Ahora hay una escuela unitaria con nueve niños, desde los tres años hasta que van a la ESO.
También lucho porque no me quiten el consultorio y el médico, y que este vaya un día a la semana a todos los pueblos.
¿Qué proyectos se han ejecutado hasta ahora de los previstos en Peñarrubia dentro del Plan de Sostenibilidad Turística?
La creación de un área para autocaravanas se cambió porque iba en una parcela que me la expropió Carreteras y el dinero lo hemos pasado a la ampliación de la Senda Mitológica con más muñecos, baños públicos y un punto de recarga eléctrica; el acondicionamiento del camino de pastores hasta la Cueva Ciloña estamos en ello; la puesta en valor de la cueva de los emboscados en el desfiladero de La Hermida saldrá ahora en ejecución; se habilitará una zona de escalada en el desfiladero; la ampliación de la vía ferrata Los Peñarruscos se hará mejor; y no se hará el descenso en bicicletas de montaña por el Canal de Osina porque no han dado autorización.
¿A qué se van a destinar los 78.633 euros del Fondo de Cooperación Local que corresponden a Peñarrubia?
A financiar los materiales que usan los especialistas contratados por el Ayuntamiento para realizar diferentes obras: cabañas, refugios de montaña, abrir caminos nuevos, arreglar muros de piedra…
¿En qué se van a invertir los 130.000 euros que ha recibido Cicera al proclamarse Pueblo de Cantabria 2022?
A soterrar los cables, a tapar los contenedores de basura, hemos hecho una acera adoquinada en el aparcamiento que está a la entrada del pueblo, hemos llevado la energía eléctrica para poner luz artesanal con cinco farolas, luminarias rústicas, y ahí llevo un punto de recarga eléctrica de coches y bicicletas, hemos hecho una caseta de madera donde se sientan los viejucos para ver el pueblo y les daba el sol, y he asfaltado un barrio.
Habría que replegar al lobo a las zonas montañosas y que compita con los animales salvajes
¿Cómo afecta la presencia del lobo en Peñarrubia?
Es de los municipios que se considera que cría el lobo, vive el lobo y hay que convivir con él. De 12 ganaderos ha provocado daños a cinco o seis. El problema no es tanto que te mate tres ovejas o una vaca, el problema es que el resto de las vacas están estresadas, abortan… Te genera una crisis en el rebaño impresionante.
¿Cuál es la solución?
Hay que hacer control. Lo que habría que hacer ahora es replegarle a las zonas montañosas y que compita con los animales salvajes, que es lo que hacía antiguamente. Al protegerle se ha ido a las zonas de costa y está matando animales domésticos. Nunca ha habido menos ataques en la zona de los Picos como ahora.
Ya sé que la gente en la ciudad ve al lobo como algo mítico, pero va a llegar un momento en el que va a ser un problema humano. Igual que el oso va a ser un problema humano con el tiempo. Aquí está entrando ahora, pero no es eso, es cuántos vamos a tener.
Ahora mismo la economía que mueve los pueblos es la del ocio y todo lo que ello conlleva: senderismo, turismo… Cuando haya una desgracia con un ser humano, la gente va a dejar de venir a los pueblos a andar por las montañas.
¿Se va a presentar como candidato en las próximas elecciones de 2023?
Sí. Mientras siga la ilusión, sí. Y tengo ilusión, sobre todo y por encima de todo, que luego me llevaré un chasco, por ese puente y por crear la Fundación Fundación de la Investigación y Desarrollo de la Montaña (IDEMO).