Iris Ruiz, orujera: «Liébana no ha sido un territorio patriarcal. Las mujeres hemos trabajado mucho»

Iris Ruiz Posada es la fundadora de la empresa orujera Diosanjana que, tras más de 30 años, cesó su actividad en 2021. Por ello, en el Día Internacional de la Mujer, dedicamos este 8 de marzo a una lebaniega independiente y trabajadora que pone en valor el esfuerzo y el trabajo de todas las mujeres de la comarca: «Aunque demos esa imagen, Liébana no ha sido un territorio patriarcal, pero las mujeres hemos trabajado mucho».
Iris (Potes, 1939) es la mayor de tres hermanas y se emociona cada vez que recuerda su feliz infancia en Dosamantes. Se siente «muy afortunada» por haber tenido una familia que «siempre ha velado y respetado la figura de la mujer» y que la ha educado «en conseguir las cosas por esfuerzo».
Este entorno familiar es el que ha enseñado a la lebaniega que «lo más importante es valorarte a ti misma para que te valoren», pero también considera fundamentales otros aspectos como «el desarrollo de tus cualidades» para poseer «independencia económica y tener las mismas oportunidades que un hombre».
«Yo no me he sentido infravalorada ni por mi marido ni por mis compañeros de trabajo», recalca, aunque ni niega ni obvia la dependencia a la que la mujer estaba sometida respecto a su esposo para cualquier gestión comercial en aquella época: «Necesitabas licencia marital para abrir una cuenta bancaria, hacer contratos…».
Sin embargo, Iris considera que «la mujer es la piedra angular en el hogar. Tiene una sensibilidad y una intuición superior a la del hombre», aunque lo expresa con matices, ya que «no quiero caer en la generalización porque no siempre es así».

Aguardiente con miel de Diosanjana.
«Estaré ligada al orujo hasta que me muera»
A pesar de ejercer como profesora de cálculo y contabilidad en Santander, la verdadera pasión de Iris era el orujo, el cual producía junto a su familia, al igual que tantos vecinos en la comarca. Por ello, dos años después de que se prohibiera por ley destilar aguardiente en casa, la lebaniega no dudó en fundar Diosanjana, que en 1987 se convirtió en la segunda empresa orujera de Liébana.
«Pero ¿cómo íbamos a dejar de hacerlo? Eso era imposible«, comenta evidenciando que en su casa nunca se contempló dicha posibilidad.
La creación de Diosanjana, ganadora de la Alquitara de Oro en 2003, 2005 y 2008, se llevó a cabo con la finalidad de preservar la tradición porque para Iris resulta muy doloroso «que se pierdan las costumbres y los valores», en cuya transmisión «la mujer juega un papel fundamental». Sin embargo, reconoce que fundar la empresa en ese momento estuvo, en cierto modo, «forzada por las circunstancias».
Así pues, Iris ha querido agradecer «de corazón» a Carmen, fundadora de la primera empresa orujera instalada en Liébana, «el trabajo para dar a conocer el orujo fuera de Cantabria».
Muy a su pesar, la lebaniega augura un «complicado futuro» para el producto estrella de la comarca, ya que su elaboración está supeditada a un «control constante», al pago de unos «impuestos muy altos» y a innumerables «requisitos administrativos», además del «componente económico» que conlleva.
En esta línea, Iris destaca que lo más importante para la correcta producción del aguardiente es la materia prima, la limpieza y el cuidado de la alquitara. No obstante, la orujera ensalza las «garantías sanitarias» con las que hoy en día cuenta el aguardiente y que antaño no tenía: «Antes se analizaba echando el orujo a la brasa y, según el color de la llama, se sabía cómo estaba».
Actualmente, la lebaniega es miembro de la Cofradía del Aguardiente de Orujo y Vino de Liébana para «intentar promocionar el producto lo máximo posible y luchar por mantener la calidad«. «Estaré ligada al orujo hasta que me muera», afirma con rotundidad.

Iris Ruiz se despide como orujera en la Fiesta del Orujo 2021.
Fiesta del Orujo 2021
El alcalde de Potes, Javier Gómez, aprovechó la Fiesta del Orujo celebrada el pasado mes de noviembre en la capital lebaniega para despedir a su tía Iris como orujera.
En su intervención ante los presentes, la lebaniega quiso agradecer a sus clientes cómo se habían despedido tanto de ella como de la empresa: «Les tengo que consolar yo a ellos y eso es de un valor que no lo podré olvidar nunca».
«En esta vida todo tiene su momento y, aunque sea doloroso, hay que admitir que hay etapas«, continuó Iris su despedida.
No obstante, la lebaniega quiere «seguir valorando la calidad del producto de los compañeros de las orujeras», a quienes ha pedido «seguir manteniendo el prestigio» y el «amor» del orujo, el cual «se obtiene con sacrificio».