Un viaje al origen del teleférico de Fuente Dé

El teleférico de Fuente Dé es uno de los principales atractivos turísticos para los visitantes de la comarca de Liébana, así como para todos aquellos que vienen a conocer Cantabria. La pandemia provocada por el coronavirus ha hecho que los viajeros se decantasen este verano por zonas verdes en las que poder realizar actividades al aire libre, por lo que la taquilla del teleférico ha tenido largas colas de espera durante toda la época estival.
Esta instalación se encuentra en el Parque Nacional de los Picos de Europa, y cada año recibe la visita de unas 250.000 personas. Cada cabina, que tiene capacidad para transportar a 20 personas, supera un desnivel de 753 metros a una velocidad de 10 metros por segundo, situando al visitante a 1.823 metros de altitud en tres minutos y medio.
Este teleférico se diferencia de otros transbordadores en que no cuenta con ningún apoyo a lo largo del trayecto, por lo que no se produce ningún cambio de pendiente durante el recorrido.
El sistema de funcionamiento está diseñado para funcionar en condiciones de alta montaña, de manera que no le afecten fenómenos como la temperatura, la humedad o las tormentas.
Origen minero
La construcción del teleférico de Fuente Dé surgió a causa de la necesidad de un transporte por cable que transportara el vagón hasta el bocaminas, ubicado en mitad de la ladera de la montaña, para ser cargado con la blenda extraída del zinc. Cabe destacar que en esa época, a principios de la década de los 60, esta instalación no tenía motor, por lo que el vagón descendía por el propio peso del mineral.
Cerca de la estación inferior todavía se conservan algunos restos de la estructura de la tolva donde llegaba el mineral. Junto a esta estructura también podemos encontrar una charca formada por las filtraciones del agua que baja de la cascada que da lugar al nacimiento del río Deva, lo que da nombre a la localidad de Fuente Dé.

Antigua tolva del teleférico de Fuente Dé.
Mirador del Cable
Junto a la estación superior está situado el popular Mirador de El Cable, un balcón orientado hacia el sur desde el que se puede observar tanto el macizo central de los Picos de Europa como la Cordillera Cantábrica.
Desde este punto se pueden distinguir algunas de las cumbres más significativas de Picos de Europa, como son Peña Remoña, Pico San Carlos o Peña Olvidada.

Mirador de El Cable.
Tornos de Liordes

Tornos de Liordes.
Los Tornos de Liordes son unos caminos en forma de zeta que hoy en día se usan para realizar actividades de montaña. Sin embargo, antiguamente se utilizaban para bajar el mineral en carros tirados por bueyes. Esta tarea traía consigo la necesidad de cambiar continuamente la galga (freno) del carro, puesto que al ser de madera y usar la fricción para frenar se estropeaba con asiduidad.
Rutas

Dirección hacia Cabaña Verónica.
El recinto en el que se encuentra la estación inferior del teleférico esconde un pequeño recorrido auto guiado mediante códigos QR que rodea Peña Remoña. Al escanear estos códigos, el visitante puede acceder a diferentes vídeos que muestran cómo se utilizaba el teleférico para extraer mineral. Este material audiovisual está en distintos idiomas y puede ser capturado.
Además, desde la estación superior se pueden realizar otras rutas como la de Horcados Rojos o la que transcurre por los Puertos de Áliva.
La ruta de los Puertos de Áliva parte desde la estación superior del teleférico hasta el pueblo de Fuente Dé mediante un recorrido de 14,5 kilómetros, salvando un desnivel en descenso de 974 metros, durante cuatro horas y 15 minutos.
El camino es cómodo y accesible para cualquier senderista, ya que la única subida de la ruta se encuentra en el inicio de la misma hasta la Horcadina de Covarrobles. Después, se desciende por pista a través de las extensas praderías de montaña entre los macizos Central y Oriental de los Picos de Europa, conocidas como los puertos de Áliva. A continuación se pasa a una senda entre los frondosos bosques de la vertiente meridional del Pico de Valdecoro, que da lugar a la ancha pista que nos llevará hasta Fuente Dé.
Se recomienda atender a la señalización sin abandonar el camino, usar botas de montaña y llevar agua suficiente para el recorrido.
La ruta de Horcados Rojos tiene una longitud de 11,4 kilómetros y una duración de cuatro horas y 25 minutos (ida y vuelta), salvando un desnivel de 772 metros de subida y bajada. Este recorrido es lineal, es decir, que la ida y la vuelta se realizan por el mismo camino. El último tramo de subida discurre por una senda pedregosa con una gran pendiente. El trayecto alcanza cierta dureza en su tramo final.
La cumbre de la ruta está orientada hacia el interior del Macizo Central. Si no eres un montañero bien preparado, es preferible que tu ruta concluya en el collado, y no en la cumbre. Además, si la meteorología no es favorable -nieva, hay niebla o hielo-, es mejor realizar la ruta en otro momento.
A lo largo del recorrido se pueden ver elementos característicos de la alta montaña, como es la vegetación adaptada a las duras condiciones climáticas, paisaje rocoso con cumbres agudas o aves alpinas.