Potes se queda sin su Fiesta del Orujo por primera vez desde 1994

Los vecinos de Potes no podrán celebrar la Fiesta del Orujo 2020 a causa de la pandemia. Se trata del primer año que se suspende dicha celebración desde 1994. No obstante, se mantendrá el reconocimiento como Orujero Mayor y la entrega de la Alquitara de Oro «por su importancia comercial para el ganador y para todas las empresas orujeras», aunque esta vez deberá llevarse a cabo sin público.
La Fiesta del Orujo, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2012, se celebra el segundo fin de semana de noviembre y cada año logra reunir a miles de personas en la capital lebaniega. «Es el evento más multitudinario de Liébana, teniendo en cuenta que está fuera de la época estival», afirma el alcalde de Potes, Javier Gómez. En cuanto a ocupación, «no le iguala ninguna otra fecha del calendario». Por ello, no celebrar este evento supone «una pérdida enorme, no solo para la hostelería de Potes, sino para toda la comarca», remarca Gómez.
El alcalde de la localidad atribuye la «gran repercusión mediática» de esta fiesta al nombramiento como Orujero Mayor de Manuel Fraga (1999) y Luis del Olmo (2002). Para Gómez, supuso un «antes y después«, ya que «dio una promoción a las fiestas a nivel nacional». «La fiesta pasó, de la noche a la mañana, de ser algo familiar a lo que se ha convertido hoy», insiste.

Fiesta del Orujo./ Ricardo Galnares.
Según el regidor municipal «no hay forma de cuantificar la economía» que genera esta celebración. Sin embargo, nos podemos hacer una idea de su trascendencia si atendemos a la recaudación que se obtiene de la venta de chupitos durante las dos horas de degustación: el importe asciende a 10.000 euros, lo que «equivale a 30.000 chupitos», confiesa Gómez.
«Se tuvo que controlar la cantidad de chupitos que podía pedir una persona»
Esta degustación «antes era gratuita», pero «se tuvo que controlar la cantidad de chupitos que podía pedir una persona», ha explicado el regidor. «El coste es simbólico» -un euro por tres chupitos-, ya que «no se busca el beneficio económico», sino «que se valore y evitar el acceso de los menores», apunta.
La cuantía obtenida se destina a organizaciones sin ánimo de lucro. En la edición de 2019 se dividió entre Viviendo, Cáritas lebaniegas, la Cofradía y una Organización solidaria que seleccione el Orujero Mayor.
«Se apoyará a los más afectados»
El alcalde desconoce la cantidad de dinero específica que invierte el consistorio municipal en esta celebración, pero confiesa que el conjunto de fiestas y actos celebrados en la localidad de Potes conllevan una inversión que asciende a los 50.000 euros.
Este año, al no celebrarse la mayoría de esos eventos, «se apoyará a los más afectados» por la COVID-19, desvela Gómez. Además, con ese dinero se cubrirán los ingresos de los arrendamientos de los locales comerciales del Ayuntamiento, se pagará la tasa de ocupación de vía pública de todo el pueblo y se llevará a cabo una campaña de apoyo al comercio local en Navidad.

Fiesta del Orujo./ Ricardo Galnares.
Programación
Respecto a la programación establecida para este fin de semana, Gómez dice que «ha habido que aumentar el programa» de fiestas, así como las actividades, «sobre todo el viernes». Este primer día del fin de semana, diversas actuaciones folclóricas -pasacalles, gaiteros, pandereteras…) que se desplazan por toda la villa sustituyen los actos instituncionales.
Durante la jornada del sábado, una carpa de 1.800 metros cuadrados se instala en el aparcamiento del ferial La Serna, donde las empresas orujeras -ocho en la última edición- destilan sus orujos y dan a probar sus productos a los asistentes. Además, el Orujero Mayor lee el pregón y realiza un pasacalles por el centro de Potes. A su vez, se realiza la cata a ciegas del aguardiente entre los representantes de las orujeras y los enólogos, la cual se lleva a cabo ante notario, que es quien lleva el orujo «en botellas blancas y numeradas».

Alquitara de Orujos El Coterón./ Ricardo Galnares.
Por último, miles de personas acuden el domingo al ferial para conocer la empresa ganadora de la Alquitara de Oro, un premio entregado por el Gobierno de Cantabria desde hace 20 años. «Es lo más codiciado» por los orujeros de la zona, manifiesta el alcalde de la villa, puesto que este galardón otorga «un gran apoyo comercial para las empresas».
El alcalde ha aprovechado la ocasión para agradecer la implicación de las diferentes asociaciones que participan en este evento, ya que también se encargan de una parte de la organización de la fiesta.
Orujero Mayor

Marta Hazas, Orujera Mayor 2015./ Ricardo Galnares.
El Orujero Mayor es un personaje público elegido -y aprobado en Pleno- cada año para leer el pregón de la Fiesta y encender la alquitara -recipiente de cobre, de origen árabe, con el que se destila el aguardiente de orujo- con una antorcha. «Es la imagen y la promoción del orujo y la comarca», asegura el alcalde. «Son generosos porque lo hacen de forma gratuita. Estamos agradecidos toda la vida», incide.
Este año, el reconocimiento como Orujero Mayor es para entidades como «el GREIM, que llevan más de 30 años aquí y cada vez con mayor presencia, y por coherencia, los servicios de emergencia de Cantabria (el 112, el helicóptero, los rescatadores, Protección Civil…)», cuenta Gómez. «Quizá es una deuda que teníamos hace años», reflexiona.
«Los hay que tienen reparos a vincular su nombre con alcohol»
El galardonado prueba los productos de todas las empresas orujeras, por lo que «los hay que tienen reparos a vincular su nombre con alcohol». No obstante, Gómez declara que la Fiesta del Orujo nada tiene que ver con el placer de beber alcohol. «Estamos hablando de una tradición y una forma de vida. Una señal de identidad de una comarca«, aclara.
1984- José Manuel Abascal
1985- Rafael Fuentevilla Gutiérrez
1994- Angelines Arenillas (Nines)
1995- Manuel Peláez López
1996- Florencio de la Lama Bulnes
1997- Alfredo Arias de la Canal
1998- Mariano Linares Argüelles
1999- Manuel Fraga Iribarne
2000- Alfonso Ussía Muñozseca
2001- Juan José Lucas Giménez
2002- Luis del Olmo Marote
2003- Antonio Fernández Resines
2004- Óscar Freire Gómez
2005- Jesús González Green, César Pérez de Tudela, Juan Oyarzábal y la Sociedad Geográfica Española
2006- Eduardo Gcía. de Enterría. Martínez-Carande
2007- Carmen Sevilla y Poty (Javier Castillo Arco)
2008- Pedro Munitis Álvarez y D. Alfonso Gutiérrez Cuevas
2009- David Bustamante
2010- Ruth Beitia
2011- Juan Ramón Lucas
2012- Berta Betanzos
2013- Eduardo Noriega
2014- Carlos Herrera
2015- Marta Hazas
2016- Edurne Pasaban
2017- Vicente del Bosque
2018- Roberto Leal
2019- Okuda San Miguel
Prohibida durante una década
El origen de la Fiesta del Orujo se remite al 1984, pero «una ley europea prohibió destilar en artilugios móviles para controlar el impuesto sobre el alcohol», comenta Gómez. «Esa ley dejaba fuera de juego a las alquitaras, porque es un aparato que iba de casa en casa y cada uno destilaba lo suyo. No había ningún control de los litros que se destilaban», detalla.
Esa ley dictaba que «las alquitaras tenían que estar fijas y los conductos sellados para que no salga nada de lo destilado que no se pueda contar», explica el alcalde de Potes. «Con eso desaparecía la tradición del orujo. Hubo unos años que apenas se hacía porque se perseguía«, añade.
En señal de protesta, en 1985 «algunos salieron a destilar y lo llamaron la fiesta de la vendimia o algo así», cuenta Gómez. Sin embargo, «las autoridades dijeron que si no se podía destilar, menos en la plaza del pueblo», por lo que «se prohibió expresamente«.
En 1994 se consiguió retomar esa fiesta de la vendimia «para defender la tradición controlando lo que se destila». Para ello, el ayuntamiento lo gestionó como una excepcionalidad porque no se perseguía destilar y defraudar a hacienda, sino mantener una tradición que se iba a perder», comenta Gómez obviando la situación.
Desde entonces, la Fiesta del Orujo se ha celebrado cada año con más asistentes. En 2020 no se podrá celebrar, pero eso solo hará que el próximo año que tenga lugar este evento, los lebaniegos lo celebren como se merece, y probablemente, con más fuerza que nunca.