‘Mascaradas. Miradas compartidas de Europa’, la colección fotográfica que revive los ritos medievales europeos

‘Mascaradas. Miradas compartidas de Europa’ es una exposición compuesta por 200 fotografías de las diferentes mascaradas rurales que existen en todo el mundo y diversas figuras aportadas por las asociaciones Andruido en la Paré (Piasca) y Amigos de La Vijanera (Silió). Esta colección, cuya autoría corresponde al cántabro César Rodríguez, ya forma parte del Patrimonio Cultural e Inmaterial del Gobierno de Cantabria, el cual está a disposición de cuaquier interesado que lo quiera conocer.
El director del Museo Etnográfico de Cantabria (METCAN), Joaquín Rueda Castillo, resume el significado de las mascaradas como «celebraciones o ritos que enlazan a comunidades rurales con hechos del pasado«, en las que «está claro que están sentidas por la gente que participa» en ellas.
Estas celebraciones, que fueron habituales en comunidades como Cantabria, Asturias, Galicia o Castilla y León «hasta finales del siglo XIX y principios del XX», «ahora son unos pequeños vestigios de lo que hubo en su momento«, explica Rueda.
En Cantabria han adquirido especial relevancia La Vijanera de Silió, declarada este jueves como Bien de Interés Cultural Etnográfico Inmaterial, el Andruído de Piasca y los Zamarrones de Polaciones, entre otros. No obstante, las mascaradas no son una tradición española, sino que también aparecen en muchos otros países europeos como Portugal, Austria o Bulgaria.
«Existen elementos comunes con independencia de dónde se desarrollan», comenta Rueda, antropólogo de formación. «Siempre me ha gustado buscar puntos de encuentro entre distintas culturas porque nos damos cuenta de que realmente las diferencias son pocas. Lo que mueve al ser humano es muy parecido en todas las latitudes«, dice a modo de reflexión.
Para Rueda, estos ritos se basan en la «significación», ya que «solo se puede tocar la máscara, pero la máscara va más allá». «El que se viste de oso o de zamarrón se transforma unas horas, y tiene un significado para ellos», insiste.
Esta exposición, «única en España» y que estará hasta este verano en la Casa del Águila y la Parra de Santillana del Mar, también ha contado con «la presentación de un documento inédito», en colaboración del Ministerio de Cultura, a través del Archivo Histórico Provincial de Cantabria.
Se trata del «documento más antiguo vinculado a las mascaradas que se conserva«, ya que son dos actas municipales datadas de mediados del siglo XIX, en las que ya se habla de La Vijanera. «Probablemente existan documentos más antiguos», pero todavía no se conocen, añade.
Por otro lado, durante la entrevista, Rueda ha adelantado a InfoLiébana que este año «se pretende impulsar un proyecto audiovisual vinculado a Liébana». Sin embargo, la situación sanitaria actual será quien permita, o no, la realización del mismo.
«Además de vivirlo, quería documentarlo»
El cántabro César Rodríguez (Silió, 1981), autor de la colección, se define como un «fotógrafo aficionado», y aunque practica esta actividad desde 2005, reconoce que «con este tipo de fiestas» lo hace «de forma más activa desde 2010». Tal es así, que su colección fotográfica supera las 20.000 imágenes.
Como miembro de la Asociación Amigos de La Vijanera, «me gustaba conocer las fiestas que eran parecidas«, por lo que «muchas veces íbamos a otros sitios y gente de otros países venía aquí». Por ello, «además de vivirlo, quería documentarlo: los procesos, las máscaras, los campanos, los personajes…», cuenta Rodríguez.
En los últimos diez años, el fotógrafo ha sido testigo de unas 50 mascaradas de España, Portugal, Cerdeña y Suiza, de las «más de 350» que hay en la península, y las «miles» que existen en todo el continente europeo. De su experiencia, destaca que «hay trajes idénticos en La Vijanera y en mascaradas de Austria y Croacia».
Rodríguez comenzó este proyecto como «una colección personal» que le permitiera «enriquecerme, fraguar relaciones y aprender de las similitudes que tenemos entre todos», aunque confiesa que «siempre tuve la idea de hacer una exposición y darles forma». Para él, «lo que hace un buen fotógrafo en estos casos es intentar beneficiar la tradición. No se queda en lo turístico, no va a lo colorido y a lo bonito».
Ahora, sus fotografías forman parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de Cantabria, lo que para él «es un orgullo muy grande». «Que el Gobierno de Cantabria, a través de Cultura, se interese por esta colección y la quiera, para mí es muy bonito», insiste.
«Es necesario deslindar la cultura del aspecto meramente turístico festivo»
El director del Museo Etnográfico de Cantabria y el autor de esta colección coinciden en que existen diferencias entre una manifestación cultural y una festividad turística.
Rodríguez reivindica que «esto es cultura» y cree que «un peligro que tienen estas manifestaciones» es que «son tan únicas y tan espectaculares visualmente, que pueden llevar a equívoco«. «A La Vijanera se nos sigue llamando el primer carnaval de Europa, y creemos que no somos un carnaval», comenta.
En su opinión, «la masificación las amenaza«, por lo que «hay que mostrar que esto es distinto. Son tradiciones muy antiguas y así se tienen que mantener». Las mascaradas «no son un desfile, no hay un horario establecido, el personaje interactúa…», explica Rodríguez. Por ello, «es trabajo de los portadores intentar mantener la esencia» de este tipo de celebraciones.
Por su parte, Rueda cree que en la actualidad «cualquier manifestación cultural se asocia al turismo», lo cual «acaba desvirtuando la naturaleza del evento». Ritos como las mascaradas son «un proceso de identificación de una comunidad, que les vincula a un territorio y a una cultura pasada«, detalla el antropólogo, pero «cuando se mezcla con el elemento turístico de espectáculo, desaparece. Pierde el aspecto cultural», comenta apenado.
Por ello, desde el punto de vista de Patrimonio, «es necesario deslindar la cultura del aspecto meramente turístico festivo».
Museo Etnográfico de Cantabria
El Museo Etnográfico es el promotor de la exposición ‘Mascaradas. Miradas compartidas de Europa’, puesto que posee la «competencia propia sobre el estudio, el conocimiento y la difusión del Patrimonio Cultural Inmaterial de Cantabria».
La colección del Museo alberga 5.000 piezas, 15.000 fotografías y una biblioteca de 4.000 volúmenes, especializada en etnografía y antropología de Cantabria, lo que la convierte en «la más importante de Cantabria especializada y una de las más importantes en España en esta materia», revela Rueda.
La entidad, con 60 años de historia, consta de una exposición permanente en su sede principal, ubicada en Muriedas (Camargo), y varias exposiciones temporales -cinco en 2020- situadas en otras salas culturales, tales como el ‘Centro de Estudios Lebaniegos‘ (Potes), la ‘Casa del Águila y la Parra‘ (Santillana del Mar) o el centro cultural ‘El Espolón‘ (Comillas).
El Museo, que funciona con medios propios y en el que «el 99% del trabajo no se ve», recibe cada año la visita de 8.000 personas, cuya mayoría procede de viajes turísticos organizados o excursiones escolares. En 2020, las exposicioner temporales recibieron a más de 4.000 visitantes.
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