Adrián Hinojosa recorre la distancia entre Santander y Santo Toribio por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual

La atleta Ruth Beitia, el futbolista Emilio Amavisca y el boxeador Jero García son algunos de los rostros más populares que, junto a una veintena de patrocinadores, apoyarán a Adrián Hinojosa en su próximo reto: recorrer la distancia entre Santander y el monasterio de Santo Toribio de Liébana en cuatro etapas para dar visibilidad a la discapacidad intelectual a través del deporte. «Es importante dar más voz a la inclusión» para que «se nos den más oportunidades en todos los ámbitos y nos apoyen más las entidades por la discapacidad», insta el joven santanderino.

Adrián entrena junto a Ruth Beitia de cara a su próximo reto./ Víctor Blanco.
Para ello, el atleta partirá desde el Palacio de Festivales el sábado 1 de abril a las 11.00 horas junto a Ruth Beitia, que le acompañará durante los primeros kilómetros del itinerario.
Tras hacer una parada en Santillana del Mar, Adrián retomará el camino hacia Novales para finalizar la primera etapa del reto.
La segunda etapa (2 de abril) transcurrirá desde Novales hasta Serdio y la tercera (3 de abril) entre Serdio y Cicera, mientras que la última jornada (4 de abril) concluirá en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se ofrecerá una paella a quienes estén presentes para recibir al deportista.
El desafío, al que se podrán unir todos aquellos que quieran ser partícipes de esta iniciativa, se llevará a cabo durante los días previos a la apertura de la Puerta del Perdón, que tendrá lugar el domingo 16 de abril para dar inicio al Año Jubilar Lebaniego 2023-2024, aprovechando así la gran repercusión de este acontecimiento «cultural y social».

Adrián entrena en Santillana del Mar./ Víctor Blanco.
«Trabajar es un derecho para que nuestra calidad humana sea mucho mejor»
Adrián Hinojosa (Santander, 1994) tiene un 44% de discapacidad intelectual, lo cual le permite desarrollar «una vida normal» y poseer «muchas habilidades», según explica a InfoLiébana. En cambio, esta condición «me dificulta el desarrollo del estudio y me impide muchísimas cosas que me hubieran gustado», puesto que le limita la comprensión de la información, la capacidad de concentración y la memoria.
En esta línea, donde más le afecta su discapacidad es en los procesos de selección para cubrir un puesto de trabajo, ya que a pesar de haber realizado dos cursos de educación especial -uno en administración y otro de limpieza-, no ha llegado a ejercer en ninguno de esos sectores.
«En el mercado laboral, estos cursos no te dan el valor de ver las circunstancias de cada persona. Hay personas que no tenemos capacidad para realizar estudios de grado medio y cuando comparan los perfiles del curriculum, los que tienen un grado medio ya están por delante de ti«, se queja.
Adrián quiere «ser algo válido en la vida», pues «necesito hacer algo» porque «me he dado cuenta de que sin trabajar he tenido mucha depresión». «Trabajar es un derecho para que nuestra calidad humana sea mucho mejor. Por cobrar una ayuda no está solucionado el tema«, asevera.
Sin embargo, el joven se encuentra desamparado en la búsqueda de empleo por sí mismo: «Veo que al luchar yo solo es muy difícil y me cuesta muchísimo. Las empresas tienen sus políticas sociales y muchas veces para entrar tienes que estar vinculado a una asociación«. «Hago lo que puedo, pero tampoco hago magia», comenta indignado.
Por todo ello, Adrián anima a las empresas a que «miren nuestras capacidades, nos den tiempo para demostrar lo que valemos y nos den la oportunidad desde el principio, porque tú aprendes a través de las experiencias. Si no me llamas, ¿cómo lo voy a demostrar?». Así, el santanderino considera «fundamental» que se abra una bolsa de empleo «más amplia para personas con discapacidad, que esté adaptada a todos los niveles en los que podemos desarrollarnos».

Adrián gana un duatlón celebrado en Reinosa el pasado año.
Los prejuicios sociales hacia las personas con discapacidad ya se cruzaron en la vida de Adrián en forma de bullying años atrás, cuando jugaba en un equipo de fútbol con 17 años, lo que lejos de debilitarle, le hizo aún más fuerte. «He sabido tirar para delante y durante todos estos años no he tenido ninguna dificultad, me he integrado bien y se han integrado bien conmigo», cuenta sin rencor.
«El atletismo me ha ayudado a seguir hacia delante»
En lo que nunca ha interferido la discapacidad intelectual de Adrián es en su faceta como deportista, la cual desarrolla desde los cinco años.
«El atletismo me ha dado la vida, muchos amigos, y me ha ayudado mucho a superar mis dificultades en la vida tanto sociales como familiares«, afirma el joven. «Me ha ayudado a seguir adelante y seguir luchando hacia mis objetivos», reitera.
Tal es así, que Adrián fue subcampeón en el Campeonato de España de los 3.000 metros para atletas con discapacidad en Amorebieta en 2017, superándose a sí mismo tres años después en Salamanca, donde logró el primer puesto en la misma prueba.