Nace en Cantabria la primera Escuela de Pastoras del Siglo XXI «pensada por mujeres para mujeres»

La primera Escuela de Pastoras del Siglo XXI ha nacido en Cantabria impulsada por la Asociación Española Contra la Despoblación (AECD). Se trata de un proyecto de carácter nacional «pensada por mujeres para mujeres», según describe la coordinadora del proyecto y portavoz de la Junta de Cantabria, Susana Pacheco.
Lidia Díaz, presidenta de la AECD, cuenta que la escuela ha surgido «viendo las necesidades que había, a nivel global, de cualquier persona que viva de la ganadería o que quiera iniciarse en ella».
Otro de los motivos que han potenciado la creación de este proyecto es el «bajo porcentaje» de mujeres que hay en el mundo rural. «Por eso los pueblos están envejecidos, porque no hay relevo generacional, y masculinizados», indica Lidia.

Susana Pacheco, coordinadora de la Escuela de Pastoras del Siglo XXI.
Susana y Lidia describen la formación que se impartirá en esta escuela como «muy completa, transversal y experiencial», ya que «contribuye a generar ecosistemas de vida, todos ellos alineados con los objetivos de desarrollo sostenible», explica Susana.
Igualmente, la coordinadora incide en que el aprendizaje en esta escuela está enfocado «al cooperativismo, a trabajar con la administración telemática y a todo lo que tiene que ver con el ganado (manejo, instalaciones, cuidados…)».
Además, las alumnas dispondrán de módulos específicos como la apicultura, la elaboración de productos, trabajo con plantas, turismo sostenible, entre otros, y se abordarán temas relacionados con la bioeconomía, la economía circular y la aplicación de la tecnología a la ganadería extensiva. «Estamos hablamos de la Ganadería 4.0«, matiza Susana.
«El objetivo es que ellas generen su propio proyecto de empresa, aunque a nosotras nos gusta decir proyectos de vida, porque lo que hacen es ubicarse en los entornos rurales, fijar población, favorecer el emprendimiento…», apunta Susana. «Con esta escuela se llevan mujeres al pueblo, pero que sean empresarias y autosuficientes«, dice Lidia con contundencia.

Ana Lavín, ganadera de Finca La Estrella en Villaescusa./ AECD
Conciliación familiar
Una característica «clave» de esta Escuela de Pastoras es que permitirá la conciliación familiar, puesto que las alumnas dispondrán de becas para que «puedan traer a sus hijos». Así, mientras las mujeres se forman, «una o varias personas estarán al cuidado de los niños», explica Susana.
«Las mujeres que tenían hijos no podían hacer muchas veces los cursos porque no tenían con quién dejar a los niños», cuenta Lidia con detalle. Por eso, «la parte de la formación práctica la hicimos mirando estas problemáticas» y «vimos como solución que sea un fin de semana al mes y que las mujeres que tengan niños puedan traerlos con ellas». «Lo más importante es que pudieran hacer el curso tuvieran hijos o no», subraya.

Mª Jesús Fernández, propietaria y productora de quesos ecológicos en la quesería Los Tiemblos en San Pedro del Romeral./ AECD
265 inscritas
El curso constará de 460 horas de teoría y 255 de práctica, 17 módulos y más de una treintena de profesores y profesoras. Además, varios expertos realizarán una mentorizacion y expondrán su conocimiento sobre temas específicos. Por su parte, la práctica, en la que «vamos a estar en contacto con ganaderos y productores locales de norte a sur y de este a oeste» de la región, se impartirá un fin de semana «intensivo» de cada mes, durante nueve meses.
No obstante, el proyecto no se pondrá en marcha hasta que consigan la financiación necesaria. «Estamos en ese proceso», confiesa la coordinadora del proyecto.
En esta primera edición participarán 30 de las 265 mujeres de toda España que se han inscrito en casi dos meses mes. «Vemos que cubrimos una necesidad que nosotras sentíamos que había, pero que ahora se ha constatado«, afirma Susana.
«Pensábamos que se iban a apuntar muchas menos mujeres y más poquito a poquito», admite Lidia, quien se muestra sorprendida ante la cantidad de correos electrónicos que les han llegado preguntando por la siguiente edición. «Algunas nos han pedido que las pongamos en lista de espera», insiste. «Estamos muy contentas porque vemos que efectivamente hacía falta y la respuesta ha sido masiva«, afirma con orgullo.
«Hay una necesidad real y hay muchas mujeres que viven en la ciudad y querían dar este paso, pero no sabían cómo. Se les ha abierto una puerta», asegura Lidia. Asimismo, la presidenta de la AECD destaca que uno de los aspectos más recurrentes que han encontrado en las solicitudes recibidas es la falta de capacidad de las mujeres para formarse en este tipo de cursos. «Hay mujeres que viven en el pueblo que no son ganaderas y lo pensaban muchas veces, pero no se veían capaces», remarca.
En cuanto al perfil de las mujeres interesadas en formarse en esta escuela, Lidia asegura que «está muy repartido». «El 60% son mujeres del mundo rural, ganaderas y no, y el resto viven en la ciudad y quieren incorporarse al mundo rural, pero ya con un plan de empresa, habiendo aprendido y teniendo apoyo del grupo que se genere», reconoce.
A pesar que de «también hay muchas muy jóvenes que quieren iniciar su proyecto laboral y de vida«, el número de interesadas es menor cuando se trata de edades entre los 18 y los 29 años.
Además, la presidenta de la AECD destaca la diversidad en cuando al perfil laboral y al nivel de estudios de estas mujeres.
Tal ha sido la acogida de este proyecto, que tanto Lidia como Susana ya piensan en desplazarse a otras zonas de España para impartir las siguientes ediciones, e incluso, «tenemos intención de trasladarlo a Portugal, Sudamérica…», concluye Lidia ilusionada.

Beatriz Argüeso (izquierda), ganadera en la finca Casa La Pastiza de Valderredible./ AECD
La Escuela en Liébana
Susana Pacheco ha destacado el papel de Pilar y Guadalupe como instructoras en este proyecto, ya que «son dos muy buenos ejemplos». «Lo que hacen todas ellas es contribuir a aportar ideas, a enriquecer los proyectos y a que no se sientan solas», explica.
Además, Susana insiste en que «cada uno ha tenido su experiencia a la hora de emprender y eso es algo que nosotras queremos transmitir. Los emprendedores siempre hablamos de la soledad del emprendedor.». Por ello, «tratamos de generar redes y apoyo mutuo, que es algo más que evidente en el entorno rural, pero los que vienen de fuera igual no lo tienen tan presente», explica.
En el caso de Pilar, cuenta Susana, «tiene ganadería de vacas y ovejas y se ha formado para tener esa complementariedad económica a través de la apicultura».
Por su parte, Guada «trabaja con el pastoreo en montaña con ovejas, pero también tiene una línea de colaboración con la Fundación Quebrantahuesos que es la venta del producto con sello de calidad, que les permite hablar de la conservación de la biodiversidad en espacios protegidos como es el Parque de Picos».
«Queremos enfocar las líneas de trabajo con la economía circular y la bioeconomía, y ese concepto de gestores del territorio, puesto que al final los ganaderos en extensivo son guardianes de ecosistemas y generadores de biodiversidad«, concluye la coordinadora del proyecto.

Pilar Sebrango, ganadera y apicultora de Lerones.