La Torre del Infantado: un lugar clave en la historia de Liébana

La Torre del Infantado es el punto de referencia de la villa de Potes. El edificio data del siglo XV, y es una de las cinco torres que existen en la villa. Esta fortificación ha tenido diversos usos a lo largo de la historia, como una cárcel -lo que da nombre al puente empedrado que se encuentra justo a la entrada de la Torre- o el ayuntamiento. Desde el 19 de marzo de 2011, la Torre del Infantado alberga la mayor exposición de Beatos del mundo, que versa sobre la figura y la obra de Beato de Liébana.
Esta Torre defensiva está ubicada en las confluencias del río Deva y Quiviesa. Se trata de un lugar clave en la historia de la comarca de Liébana, puesto que «durante la Guerra de la Independencia, los franceses quisieron tomar este edificio, sin éxito, hasta 16 veces», cuenta Pilas Gómez Bahamonde, Directora del Centro de Estudios Lebaniegos.

Vistas desde la parte superior de la Torre del Infantado.
Desde la parte superior de la Torre del Infantado, que perteneció a Diego Hurtado de Mendoza, Duque del Infantado y II Marqués de Santillana, se pueden observar unas excelentes vistas hacia el monte y la Cruz de La Viorna, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y el centro histórico de la villa.
Desde las alturas, Pilar comenta sobre el templo citado que según cuenta la leyenda, «Santo Toribio llegó a un pacto con Dios por el que tiraría su báculo tres veces desde el monte La Viorna, y allá donde cayera, erigiría un Monasterio en su honor».
La Torre del Infantado recibe la visita de casi 30.000 personas al año. Los visitantes, generalmente familias o parejas sentimentales, proceden de todos los rincones del país, aunque destaca la presencia de turistas internacionales, en su mayoría nativos de Francia y Reino Unido.
Esta edificación, de seis plantas y un total de 1.800 metros cuadrados, fue restaurada con maderas nobles, acerco corten y grandes espacios acristalados para que la luz natural inunde todo el espacio. Pero sin duda, lo más llamativo de su arquitectura es la ausencia de manillas en las puertas.

Iconografía de la obra de Beato de Liébana.
La exposición permanente sobre la vida y la obra de Beato de Liébana transcurre a través de alegorías que invitan al visitante a viajar desde Babilonia en llamas hasta Jerusalem Celeste, pasando por escenas como el infierno tetralobulado, el Juicio Final o la rueda perpetua del tormento, entre otras metáforas. La comunicación no verbal es la esencia de esta muestra, en la que cada rostro, cada tamaño y cada dibujo, cuenta.
Además, el edificio cuenta con otra exposición fija constituida por 14 trajes medievales distribuidos por todas las plantas. Dichos trajes están confeccionados y diseñados por Vera Simons y forman la colección ‘El esplendor en la corte en el siglo XVI’.
Cada ejemplar está elaborado artesanalmente, y destaca su riqueza en detalles y formas, con grandes caídas de telas, mangas colgantes, amplios escotes y faldas.