Día de las Escritoras: Concepción Arenal, así empieza la revolución

Concepción Arenal (1820-1893) tenía nueve años. Su padre acababa de morir en prisión. Cumplía condena por sus ideas liberales. Ángel del Arenal , miembro de una ilustre familia de Santander, fue un militar sobrevenido en la guerra contra los franceses. Como muchos de sus compañeros se opuso al absolutismo de Fernando VII y lo combatió con las armas. Fue derrotado. Sufrió la venganza del rey. Murió enfermo, solo, olvidado. Su familia abandonó Ferrol, donde Concepción había nacido en 1820, y se trasladó a Cantabria. María Concepción de Ponte era una viuda reciente, estricta, perteneciente a una influyente familia gallega. Se instaló con sus tres hijas en Armaño, una aldea pequeña en el valle de Liébana. Tierra de adolescencia para Concepción Arenal, que sufre otra pérdida: su hermana menor muere en 1830. Cinco años después la familia abandona la aldea y se traslada a Madrid.
Concepción Arenal no olvidará a su padre, no olvidará el valle de Liébana. Es una joven inquieta.La ciudad la asfixia. Vuelve la vista atrás. Quiere regresar. Pero ya ha aprendido que las pérdidas son permanentes. Tiene quince años. Una curiosidad interminable. Devoción por los libros. Aprende francés e italiano por su cuenta. Quiere estudiar. Su madre está de acuerdo. Pero sus ideas divergen. María Concepción de Ponte matricula a sus hijas como externas en el colegio de Tepa. El programa de estudios del centro es sencillo: consiste en enseñar a niñas de familias bien a comportarse en sociedad. Concepción Arenal, decepcionada, aprende filosofía y ciencias a solas en libros que rescata de bibliotecas familiares. La distancia que la separa de su madre es inmensa. Forman parte de generaciones distintas y viven en siglos opuestos.
En 1840 Concepción Arenal regresa a Liébana para cuidar a su abuela enferma, que agoniza. En Cantabria recupera el recuerdo del padre. La opresión materna se alivia. Toma una decisión. Pre-configura su legado: en adelante seguirá el camino que ha elegido, a pesar de todo y de todos. La fatalidad, o el destino, dan el visto bueno a su decisión. Su abuela muere dejándole en herencia todos los bienes de la familia. Un año después, de manera repentina, muere su madre. Concepción tiene 21 años, una resolución en mente, los medios necesarios, la voluntad.
Una mujer en la universidad
En la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, en el año 1841, un alumno silencioso acude cada día puntual a clase. Su aspecto resulta peculiar para los estándares incluso en una ciudad tan grande. Pelo corto, levita, capa y sombrero de copa. Un excéntrico, señalan sus compañeros. Un provinciano, aseguran otros. Toma notas, concentrado. Presta toda la atención que le permite un desasosiego. Se llama Concepción Arenal y las leyes le prohíben asistir a la universidad. Ninguna mujer puede hacerlo.
Días extraños, inmensos. El riesgo es grande, pero la recompensa es mayor. Y un día el corazón late más deprisa de lo habitual, un día es descubierta. El rector se ocupa del asunto. Parece un mero trámite burocrático. Desde su punto de vista no hay mucho que discutir. Pero Concepción Arenal se empeña en seguir aprendiendo. Discute, razona, exige. En algún momento de la discusión el rector y la alumna llegan a un acuerdo. Concepción Arenal tendrá que hacer un examen para demostrar sus conocimientos. Después, el claustro decidirá. A veces las revoluciones ocurren así, e una habitación cerrada, y nadie sospecha, ni siquiera los implicados, que se han puesto en marcha mecanismos complejos que terminarán transformando la sociedad.
Los resultados del examen fueron tan diáfanos que el rector se vio obligado a aceptar a Concepción Arenal en el centro. Pero las revoluciones, a veces, son lentas. La nueva alumna tuvo que aprender en los términos de una comunidad educativa que negaba la enseñanza a las mujeres. Nunca pudo matricularse. Asistió como oyente. No realizó exámenes. Y, por supuesto, no recibió ningún título. Tampoco le fue permitido interactuar con el resto de los alumnos. A cambio, no tuvo que volver a disfrazarse de hombre. Cada mañana un bedel la recogía, la conducía al aula, la sentaba en una zona apartada y, al concluir, la devolvía a la habitación, donde esperaba al siguiente profesor y a la siguiente clase. Su estancia en universidad duró cuatro años, hasta 1845.
Una mujer entre intelectuales
En la universidad Concepción Arenal conoció a Fernando García Carrasco, un hombre quince años mayor que ella, con el que se casó en 1848. Establecieron un matrimonio igualitario. Arenal recuperó sus ropas de hombre para poder acompañar a su marido a las tertulias políticas y literarias de Madrid. Tuvieron dos hijos: Ramón y Fernando. Y un día -siempre hay un día- Arenal, licenciada en Derecho sin título, resuelve hacerse escritora. Publica sus primeras obras: teatro, poemas, zarzuelas, una novela perdida. El 1855 aparecen sus primeros artículos en La Iberia, un influyente periódico liberal. Su prosa es clara, expositiva. Su marido escribe los editoriales. Cuando él muere a causa de una tuberculosis en 1857, ella recoge el testigo y se hace editorialista. En mayo de ese año el Gobierno de Nocedal promulga una ley que obliga a firmar todos los artículos en prensa y Concepción Arenal se queda sin trabajo.
Vuelve a Cantabria. Deja Madrid acompañada de sus dos hijos y se instala en Potes. Tiene treinta y siete años. Ha perdido la resolución, la energía. Demasiados obstáculos. Alquila una casa que pertenece a la madre del violinista Jesús de Monasterio. El músico se convertirá en uno de sus amigos más cercanos. Establecen una relación cómplice. Se comprenden, se ayudan. Monasterio es un hombre religioso que acaba de fundar las Conferencias de San Vicente de Paúl. Consigue convencer a Arenal para que funde una sección femenina de la sociedad. El año es 1859. Durante el resto de su vida el trabajo humanitario a través de organizaciones sociales ocupará la mayor parte del tiempo de la escritora viuda.
En 1860 publicó el ensayo La beneficiencia, la filantropía y la caridad, que obtuvo el Premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Arenal publicó el libro ocultando su verdadera identidad. Utilizó el nombre de su hijo Fernando, que tenía diez años. Cuando la Academia descubrió el engaño dejó el premio en suspenso. Se abrió un debate: ¿podía premiarse a una mujer? No existían precedentes. Concepción Arenal obligaba a crearlos. Finalmente, a la vista de los méritos de la obra, los académicos no tuvieron opciones. Concepción Arenal recibió premio. Otra pequeña revolución.
En 1863 se convirtió en la primera mujer que recibió el cargo de visitadora de cárceles femeninas. Hasta entonces era un puesto ocupado por hombres. Conservó el trabajo hasta 1865. Fue cesada por publicar un ensayo titulado Cartas a los delincuentes en el que defendía una reforma del Código penal desde posiciones cercanas al krausismo. Utilizó su experiencia para analizar el sistema penitenciario en ensayos como El reo, el pueblo y el verdugo o La ejecución de la pena de muerte. Su Oda a la esclavitud, de 1866, fue premiada por la Sociedad Abolicionista de Madrid.
Una mujer entre mujeres
Con la Revolución de 1868 la sociedad desplaza su eje hacia posiciones progresistas. Concepción Arenal se interesa cada vez más por el krausismo y entabla amistad con sus principales teóricos: Francisco Giner de los Ríos, Fernando de Castro y Gumersindo de Azcárate. Focaliza su interés en la educación de la mujer. Dicta las Conferencias Dominicales para la Mujer en el paraninfo de la Universidad Central de Madrid. Participa en la creación de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y la Escuela de Institutrices.
En 1869 publica La mujer del porvenir, un ensayo escrito en 1861 que ha permanecido encerrado en un cajón durante ocho años, esperando un clima propicio. Es un libro feminista, que defiende el libre acceso de la muer a la educación y tira por tierra las teorías que promueven la superioridad del hombre en función de criterios biológicos. Tras La Mujer del porvenir llegarán otras obras como Estado actual de la mujer en España o La mujer trabajadora. Critica la disparidad de sueldos de las trabajadoras de la industria con respecto a sus homólogos masculinos, abre debates silenciados. En La Educación de la Mujer escribe: «Es un error grave y de los más perjudiciales, inculcar a la mujer que su misión única es la de esposa y madre […]. Lo primero que necesita la mujer es afirmar su personalidad, independientemente de su estado, y persuadirse de que, soltera, casada o viuda, tiene derechos que cumplir, derechos que reclamar, dignidad que no depende de nadie».
Concepción Arenal murió en Oviedo, en 1893, a los 73 años.
La revolución que puso en marcha le sobrevivió. Fue recogida por otras mujeres que tampoco se resignaron.
Capítulo extraído del libro de Miguel Ángel Chica, ‘Por si una vida no es suficiente. Cántabros con historia’, una obra que recoge los momentos más significativos de la vida de cuarenta hombres y mujeres naturales de Cantabria o vinculados a la región.
Día de las Escritoras
El Día de las Escritoras es una iniciativa de la Biblioteca Nacional de España para visibilizar el trabajo de las mujeres en la literatura y recuperar su legado. La celebración tiene lugar el lunes más próximo al 15 de octubre, festividad de Teresa de Jesús.
La BNE organiza este proyecto con la colaboración de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y con la Asociación Clásicas y Modernas (CyM).
Cantabria
Por su parte, la Biblioteca Central de Cantabria acogerá este lunes, a partir de las 19.00 horas, una lectura pública organizada por la Vicepresidencia del Gobierno regional. El acto se retransmitirá en streaming a través de la cuenta de Facebook de la Biblioteca Central de Cantabria.
Este año se leerán los textos seleccionados por Elvira Lindo bajo el tema ‘El esfuerzo cotidiano de las mujeres’, escritos por Teresa de Jesús, Rosalía de Castro, Dulce María Loynaz, Blanca Varela, Errose Bustintza (Mañariko), Elena Fortún, Sor Juana Inés de la Cruz, Ana María Matute, Josefina Carabias, Pura Vázquez, Luisa Carnés, Gloria Fuertes, Mercè Rodoreda, Idea Vilariño, Circe Maia, Emilia Pardo Bazán, Victorina Durán, Ida Vitale, Carmen Baroja y Nessi y Concha Méndez.
Además, se presentará el proyecto ‘Editatona de escritoras cántabras en Wikipedia’, para «contribuir a mejorar la visibilidad de las escritoras cántabras en la web». El resultado será la redacción de seis entradas de escritoras cántabras de distintas generaciones en https://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Encuentros/D%C3%ADa_…
En la presentación intervendrán, Mentxu Ramilo Araujo, socia de Wikimedia España e impulsora de Wikiemakumeok, para hablar sobre ‘La brecha de género en Wikipedia: editatonas y grupos de edición’. También participará la profesora, escritora y especialista en literatura de género, Raquel Conde Peñalosa, que hablará sobre ‘La brecha de género en la literatura’.