Siete lebaniegos participan en el proyecto Legado Cantabria para construir la memoria oral de la región

Los lebaniegos Clotilde Gutiérrez Gutiérrez (Cahecho), Concepción Covadonga Vejo (Lebeña), Guillermo Roiz Bulnes (Bejes), Abel Adolfo Sánchez Sánchez (Bejes), José Manzanal Alles (Bejes), Vicente Blanco Dobarganes (Los Cos) y María Jesús del Hoyo (La Vega) han participado en el proyecto Legado Cantabria, que pretende construir la memoria oral de la región a través de las historias de vida de las personas mayores.

Diploma para Consolación Covadonga Vejo Pérez.
La Biblioteca Central de Cantabria ha acogido este martes, en el Día Mundial del Patrimonio, un acto de reconocimiento a todos los participantes de Legado Cantabria en el que se ha proyectado un vídeo resumen sobre las entrevistas realizadas y ha concluido con la entrega de un diploma acreditativo a los participantes en esta primera promoción del proyecto.
Esta iniciativa, impulsada por el Patronato Europeo de Mayores (PEM) y UNATE, La Universidad Permanente y apoyada por las direcciones generales de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica y de Cultura, tiene como objetivo preservar y recuperar el patrimonio acumulado por las personas mayores a través de entrevistas que permitan dar a conocer cada historia de vida.
El proyecto incluye actualmente 43 testimonios que acumulan 3.817 años de vida. Tres de ellos se han llevado a cabo con personas mayores de 100 años, 15 con edades comprendidas entre 90 y 99 años, 18 tenían entre 80 y 89 años y siete entre 70 y 79 años.
Las entrevistas, realizadas desde el pasado mes de febrero, han aportado información y documentación sobre la posguerra, el incendio de Santander, el trabajo en la infancia y relatos de migración, crianza, sacrificio y trabajo.

Participación de Concepción Covadonga Vejo en el proyecto Legado Cantabria.
Cada una de estas historias está disponible en la página web de Legado Cantabria, que dispone de una parte pública con un resumen de hasta 20 minutos de cada entrevista y un área de acceso restringido con el bruto de la grabación.
Para participar, todas las personas entrevistadas y un familiar o allegado han dado su consentimiento informado, validando la parte pública de las entrevistas antes de darlas a conocer en la web.
Estas imágenes serán conservadas y custodiadas en la Filmoteca de Cantabria, enlazando con el trabajo que se viene realizando de recuperación y digitalización de material cinematográfico en formato 8,8 y 9,5 mm de cine amateur o familiar.

Intervención de Zoraida Hijosa, directora de Patrimonio, en el acto de reconocimiento a los participantes de Legado Cantabria.
En el acto de reconocimiento también han participado las directoras generales de Acción Cultural, Gema Agudo; y de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica, Zoraida Hijosa; el presidente de la Fundación Patronato Europeo de Mayores (PEM) y UNATE, Modesto Chato; y el coordinador de estas entidades y de Legado Cantabria, Paco Gómez Nadal.
El vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte, Pablo Zuloaga, ha puesto en valor el proyecto Legado Cantabria para documentar, recuperar, recopilar y dar voz a las historias de vida de las personas mayores de Cantabria y construir la historia de la región.
Zuloaga, que ha intervenido a través de un vídeo en el acto de reconocimiento de las personas que han participado este año en este proyecto, ha trasladado un mensaje de agradecimiento por su ejemplo, generosidad y compromiso social.
También se ha referido a la importancia del proyecto Legado Cantabria, una iniciativa pionera para salvaguardar este patrimonio personal como parte esencial de la memoria colectiva. Legado es un proyecto que busca hacer justicia con nuestros mayores, ha asegurado.
Zoraida Hijosa se ha referido al papel del proyecto Legado para recopilar los recuerdos y las experiencias personales, contribuyendo a salvar y poner en valor la memoria colectiva y el patrimonio inmaterial de Cantabria.
Se trata de un legado, ha comentado, que permite romper el aislamiento generacional al hacer visibles vivencias individuales, facilitando a las generaciones más jóvenes conectar su historia presente con la de sus mayores.
«Estoy contenta porque creo que he hecho lo que he sentido en cada momento»
Clotilde Gutiérrez Gutiérrez (Cahecho, 1949) es hija de labradores y ganaderos lebaniegos. Cloti recuerda la vida en su tierra natal como «sencilla» y destaca de su «feliz» infancia que «estábamos mucho en la calle porque no teníamos problemas de tráfico ni nada porque allí no había coches». «Estoy contenta porque creo que he hecho lo que he sentido en cada momento», asegura.
Durante la entrevista, Clotilde confiesa que a los seis años ya llevaba las vacas al monte ella sola, una actividad que, a día de hoy, reconoce que «no me atrevería» a llevar a cabo.
A los 12 años, la lebaniega fue internada en Pamplona para seguir con sus estudios, ya que en Potes todavía no había instituto.
Finalmente, Clotilde se formó en Magisterio y ha dedicado toda su vida a la enseñanza, hasta hace una década, en distintos puntos del país, como País Vasco, Tenerife o Cantabria, así como a la investigación histórica-docente.
Abel Sánchez (Bejes, 1942) creció siendo el segundo de sus cinco hermanos. La economía familiar se basaba en la ganadería y agricultura, a cargo de su madre principalmente, quien era conocida en la zona por el queso fresco que elaboraba. Su padre trabajaba como ganadero, cantero y minero en las minas de Ándara.
Abel participaba en las tareas familiares activamente desde niño: aprendió a ordeñar a los cinco años y se levantaba temprano para atender a las vacas, caballos y ovejas. Acudía a la escuela mixta del pueblo para después volver a sus tareas hasta que lo dejó a los 14 años porque «no quería estudiar».
Con 20 años realizó durante 16 meses el servicio militar en Bilbao, Vitoria y Burgos. Y con 22 años marchó a California (Estados Unidos), por mediación de una empresa vasca, donde trabajó como pastor en un rancho.
Más tarde viajó a una zona de la frontera de Canadá donde vivió en unas condiciones complejas y peligrosas, teniendo bajo su cargo unas 2.000 ovejas y vacas. Después de tres años se mudó al estado estadounidense de Idaho, Boise, para trabajar de pastor de ovejas.
Finalmente, se trasladó a Arizona para trabajar en minería. Tras esta experiencia, regresó a su pueblo natal para dedicarse nuevamente a la labor familiar y allí continúa residiendo en contacto con sus amistades de la infancia.