Los jóvenes que peregrinaron desde Marbella hasta Santo Toribio repetirán el reto en Italia: «Queremos hermanar Liébana con El Vaticano»

Adrián Ruiz Pelayo (Marbella, 1990) y Andrea Martello (Palerma, 1990) quieren hermanar Liébana con El Vaticano en su próximo reto. En 2019 recorrieron los más de 1.200 kilómetros que separan Marbella y Santo Toribio para venerar el Lignum Crucis y el año que viene pretenden repetir la pericia en Italia. Lo hicieron sin dinero, sin alojamiento, sin comida y en 73 días en los que pasaron por un total de 114 pueblos de siete comunidades autónomas españolas construyendo así ‘Un camino por descubrir’.
Los marbellíes llegaron el 8 de junio al monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde fueron nombrados Cofrades de Honor de la Cofradía de la Santísima Cruz. Hace dos semanas, Adrián regresó para reencontrarse con el trozo más grande que se conserva de la Cruz de Cristo, esta vez, tras atravesar la Puerta del Perdón el día de su apertura con motivo del Año Jubilar Lebaniego.
«El ente de Santo Toribio es más grande que el de Santiago de Compostela pero se conoce menos»
Aquella iniciativa tuvo muchas alteraciones desde su puesta en marcha hasta su ejecución y desde la idea inicial hasta el objetivo establecido. En un principio, Adrián pretendía realizar el trayecto entre Marbella y Santiago de Compostela con un amigo en 2012. Sin embargo, no salió adelante. Seis años más tarde, su madre, natural de Asturias, le propuso modificar la ruta y fijar la meta en Liébana, comarca natal del padre de Adrián.

Adrián, junto a su abuela y su amigo Andrea, venera el Lignum Crucis por primera vez.
La motivación espiritual -y un breve curso de supervivencia- llevó a Adrián y Andrea a partir de Marbella el 30 de marzo de 2019 y, durante más de dos meses, caminaron alrededor de 25 kilómetros diarios. En una ocasión, incluso, doblaron esa marca.
Lo que empezó como un proyecto para recaudar fondos con el fin de destinarlos a la conservación de los parques naturales de España, terminó convirtiéndose en ‘Un camino por descubrir’ cuya principal finalidad era «dar más visibilidad al Lignum Crucis y al ente de Santo Toribio de Liébana, que es más grande que el de Santiago de Compostela pero se conoce menos»
«Lo hicimos sin dinero para transmitir la buena gente que hay en España»
Los ciudadanos de todos los pueblos por los que pasaron adquirieron un papel fundamental en esta hazaña. Adrián y Andrea dependían de ellos para todo, pues hicieron el camino sin dinero «para transmitir la buena gente que hay en España».
De hecho, a pesar de tener planificada una hoja de ruta, prefirieron guiarse «por lo que nos decía la gente, que es quienes mejor conocen los atajos y lugares especiales».

Andrea y Adrián pasan por el último pueblo de Andalucía, Santa Eufemia.
«Todos pensaban que estábamos haciendo el Camino de Santiago y cuanto más al sur decíamos que íbamos a los Picos de Europa, más locos se quedaban», cuenta Adrián, que rememora aquella historia como «la experiencia espiritual más bonita de mi vida».
Pero no todo fueron vivencias positivas. También surgieron conflictos derivados de la convivencia que, a día de hoy, no son más que anécdotas. La música, la responsabilidad laboral de Andrea y la celiaquía que padece fueron los principales motivos de disputa durante el camino. «Cuando nos enfadábamos, cada uno se iba por un lado y nos encontrábamos en otro pueblo», explica Adrián.

Andrea y Adrián comiendo en el embalse de La Serena.
«Acabar el camino fue un éxtasis de felicidad»
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, les recibió en la iglesia de Santa María de Piasca un día antes de llegar al monasterio de Santo Toribio, donde les esperaban sus respectivas familias y pudieron realizar una pequeña lectura durante la misa del peregrino celebrada ese 8 de junio de 2019. «Acabar el camino fue un éxtasis de felicidad», asegura el marbellí.

Llegada al monasterio de Santo Toribio donde Andrea y Adrián fueron recibidos por su familia.
Cuatro años después de concluir el reto, Adrián volvió a Liébana con su familia para disfrutar del concierto itinerante de Ara Malikian que daba el pistoletazo de salida al Año Jubilar Lebaniego 2023-2024 y, al día siguiente, subir descalzo al monasterio de Santo Toribio para pasar por la Puerta del Perdón. Aunque insiste en que la experiencia no tenía una motivación religiosa, el marbellí afirma que tuvo este gesto «como penitencia».
El próximo año ambos tendrán 33 -«como Jesucristo», comenta Adrián entre risas- y su objetivo es reproducir la aventura «para potenciar el camino que hicimos y llevar el nombre de Liébana a Italia y el Vaticano», donde intentarán «hablar con el Papa, contarle nuestras experiencias y lo que hay guardado en la comarca lebaniega».
Todo ello lo plasmarán posteriormente en un documental en el que llevan tiempo trabajando para difundir su proyecto más ambicioso: ‘Un camino por descubrir'».