Liébana, un destino de cuento para el turismo rural

El valle de Liébana está ubicado en la comunidad autónoma de Cantabria, acotado tanto por la Cordillera Cantábrica como por los Picos de Europa. Por ello, los siete pueblos que conforman este valle –Potes, Camaleño, Vega de Liébana, Cillorigo, Cabezón de Liébana, Pesaguero y Tresviso- están expuestos a un microclima en el que contrastan las altas temperaturas propias del sur peninsular con la dura climatología de las zonas superiores de los macizos que le rodean.
Actualmente, tan solo existen tres vías de acceso a esta comarca. Desde León, a través del Puerto de San Glorio; desde Palencia, por el Puerto de Piedras Luengas; y desde Cantabria, cruzando el desfiladero de La Hermida, una garganta de 20 kilómetros rodeada por picos que alcanzan los mil metros de altitud.
Este paraje natural, lugar de visita obligatoria para los amantes del turismo rural y los deportes de aventura, alberga especies animales protegidas como el oso y el corzo, y una flora autóctona entre la que destacan las encinas, los robles y las hayas.
Sus dos mayores atractivos turísticos son el Parque Nacional de Picos de Europa y el teleférico de Fuente Dé, en el que se puede ascender hasta los mil metros sobre el nivel del mar. La zona cuenta con un reconocido patrimonio histórico, como la Iglesia de Santa María de Lebeña o el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los cuatro lugares santos de peregrinación cristiana que hay en todo el mundo –junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela-, en el que se encuentra el mayor fragmento de la cruz de Jesucristo, el Lignum Crucis.
En cuanto a la actividad de los vecinos de este recóndito valle predomina el modo de vida tradicional, en el que adquieren un gran protagonismo el cultivo y el pastoreo, así como la fabricación artesanal de orujos, quesos y otros productos gastronómicos característicos de la zona.