La mitad de los alumnos del taller ‘Liébana por la Calidad Hostelera II’ se incorporan este verano al sector hostelero de la comarca

El taller de empleo ‘Liébana por la Calidad Hostelera II’, en el que se han formado un total de 15 alumnos (11 mujeres y 4 hombres), ha concluido el pasado lunes después de seis meses de formación. Según el director del taller, Román García, la tasa de empleabilidad este año ha sido «un éxito», puesto que «siete personas el día 1 ya estaban trabajando en hostelería, en bares o restaurantes de la comarca».
Además, todos los alumnos que asisten al curso obtienen un certificado de profesionalidad homologado a nivel europeo.
El programa, impartido en la casona de Sotama, ha sido cofinanciado por la Consejería de Empleo y Políticas Sociales, el Ministerio de Trabajo y Economía Social y el Servicio Cántabro de Empleo.
En total, se han llevado a cabo cinco talleres de empleo en la comarca desde 2014: uno de Tiempo Libre, dos sobre Dependencia, debido a la «población envejecida y la dispersión de la población» existente en la zona, y tres de Hostelería, ya que «lo que tira en Liébana es el turismo y la hostelería», ha explicado García.
Durante el programa, los alumnos -personas desempleadas con escasa formación- han aprendido operaciones básicas de restaurantes y bar y algunos conceptos básicos relacionados con la administración: «se enfrentan a leer una factura, una nómina…», ha detallado el director.
Asimismo, han cursado módulos sobre diversas materias, tales como igualdad, medioambiente, prevención riesgos, tecnologías de la información y la comunicación y emprendimiento e innovación.
«Un combinado lo pone cualquiera, pero no como nos lo enseñan en el curso»
Patricia (30 años) ha trabajado siempre en hostelería. Sin embargo, ha notado una gran diferencia entre su forma de trabajar en el día a día, «a batacazo», y el desarrollo de la actividad hostelera que se instruye en el curso. «Ha sido inolvidable», ha asegurado.
El programa le ha enseñado a Patricia conocimientos de todo tipo que «en la vida pensé que fuera así». «Poner un combinado lo pone cualquiera, pero no como nos lo enseñan en el curso», ha reiterado.
«Los camareros tienen que ser un poco psicólogos»
Ani (48 años), que se dedica al mundo culinario desde hace mucho tiempo, ha descrito su experiencia en el curso como «muy buena». «Yo sabía poner un café o tirar una caña, pero de ahí a todo lo que aprendimos en el curso… no tenía ni idea de nada», se ha sincerado.
Llevar la bandeja, servir vino, tomar comandas o tratar con el cliente son solo algunas de las destrezas que ha aprendido a desarrollar Ani en los últimos meses: «Los camareros tienen que ser un poco psicólogos», ha destacado entre risas.
«Cuanto más especializada esté la gente, mucho mejor»
Rosa María (60 años) lleva muchos años trabajando en la cocina de bares y restaurantes, pero quería conocer cómo es el sector de la restauración en la sala y «he quedado encantada», ha confesado.
«Es bueno para todos que siga habiendo cursos, porque cuanto más especializada esté la gente, sobre todo en Liébana que hay mucha hostelería, mucho mejor», ha comentado convencida.
Degustación 100% lebaniega
Los alumnos del taller ofrecieron el pasado mes de abril una degustación de platos y tapas elaborados con productos agroalimentarios de la comarca, donados por los empresarios del sector. Así, se llevó a cabo un evento con dichos productos, en el que se elaboraron platos, se experimentó y se promovió «lo bueno que tenemos», han explicado los alumnos.
La idea surgió «pensando en la gente trabajadora y en los negocios de aquí», en un tiempo en que «el COVID nos cerraba casi todas las puertas». El objetivo era llevar a cabo las prácticas del taller y dar a conocer «nuestros productos y a nuestros productores», fomentando a su vez la sostenibilidad en el valle.
«Los recursos sostenibles tienen un efecto positivo sobre el medio natural, la biodiversidad, el paisaje y sobre el
bienestar y esfuerzo de las personas, por todo ello animamos a que sigan haciendo promociones de los productos lebaniegos«, han alentado.
Así pues, los asistentes, entre los que se encontraban las autoridades competentes, productores, hosteleros y profesores, pudieron disfrutar de diferentes recetas elaboradas.
Entre los platos presentados destacaron algunos como las bolitas de queso empanados con nueces y miel, tostas de queso picón con nueces, pimientos dulces con queso, tabla de embutidos, chorizo al vino, borono con manzana, empanadillas de queso y miel, tortos de diferentes rellenos, torrijas con miel, tostas de queso y mermelada, té del puerto con orujo, galletas, picos de diferentes sabores o morcilla con cebolla caramelizada,.
Además, durante la jornada se compartieron distintas experiencias para abordar los desafíos a los que la hostelería debe enfrentarse y buscar alternativas y soluciones que contribuyan a la sostenibilidad del sector.