Sheila Oporto, profesora de matemáticas: «Se quejan mucho de que no hay chicas que estudian ingeniería informática y a lo mejor es que no les gusta»

Sheila Oporto Moral es profesora de matemáticas desde hace dos décadas, pero la mitad de su carrera profesional la ha desarrollado como docente en el instituto de Potes. En la actualidad imparte clase a una cuarentena de alumnos de 2º y 3º de ESO con los que ha comenzado a desarrollar el proyecto Erasmus+, en el que el IES Jesús de Monasterio ha sido pionero en España a la hora de aplicarlo en su metodología habitual de trabajo. En el Día Mundial de las Matemáticas, Sheila cuenta a InfoLiébana cuál es la esencia de esta materia y habla sobre la «no brecha de género» en la ciencia y su propia experiencia.
Para Sheila, las matemáticas «aportan una manera de pensar», puesto que son una asignatura «menos memorística, que requiere más el razonamiento y la abstracción». «A lo mejor en el día a día no vas a aplicar la resolución de una ecuación de segundo grado, pero en clase te acostumbras a leer el enunciado, identificar la información, ver cómo puedes resolverlo y ser capaz de analizar si la solución obtenida es coherente o no», argumenta.
La docente cree que «la operatoria puede ser importante porque te ayuda a practicar un algoritmo, y luego en la vida real sí que hay veces que tienes que seguir determinados pasos para llegar a un lugar», pero para ella «lo más importante es la resolución de problemas, y tú te habitúas a resolver problemas resolviéndolos», y añade que a los alumnos «lo que más les cuesta es entender los enunciados».
Además, considera que no es una asignatura más tediosa que otras, sino que «tiene fama de difícil y de ser una de las asignaturas duras». Este «prestigio académico» hace, según Sheila, que los alumnos «estén concienciados» porque «saben que en la mayoría de estudios que puedan cursar en el futuro, de un modo u otro, van a necesitarlas».
Por su parte, los alumnos de segundo curso de ESO confiesan que las matemáticas no les gustan, pero reconocen que «muchas veces son útiles e importantes». Además, destacan de la asignatura la metodología de trabajo que llevan a cabo los viernes, cuya clase se desarrrolla a través de una plataforma digital de manera «autónoma».
Asimismo, la matemática destaca del instituto de la villa el «buen ambiente de trabajo», ya que «los chavales, independientemente de que les guste más o menos estudiar, son buenos niños». «Es raro encontrarte un problema de disciplina», apunta orgullosa.

Alumnado de tercer curso de ESO.
Políticamente incorrecta
Sheila tampoco cree que la ciencia, y en concreto las matemáticas, sean un mundo masculinizado, por lo que ha manifestado que su opinión sobre el asunto es «políticamente incorrecta» y se ha mostrado «muy harta del rollo ese» porque «yo soy de pueblo, hija de madre ama de casa y padre ganadero, y en mi generación cuatro chicas de mi clase estudiamos matemáticas», rebate.
«Eso fue hace 30 años en un núcleo rural. Las chicas ya no teníamos ningún problema en estudiar matemáticas, física, ingeniería o lo que nos diera la gana», dice tajante. «Se quejan mucho de que no hay chicas que estudian ingeniería informática y a lo mejor es que no les gusta», reflexiona.
La docente considera que «cada vez vamos más dirigidos a que todo el mundo puede hacer lo que le de la gana y lo que quiera y es mentira» y señala que existe una contradicción, puesto que «el sistema educativo tiene que preparar a los alumnos para la vida real, pero al mismo tiempo parece que lo correcto es que todos podemos hacer todo, y es mentira», remarca.
«Yo creo que hay que animar a cada alumno a que estudie lo que le guste y para lo que tenga aptitud. Hay que darles una autoestima que se ajuste a la realidad«, subraya.
Además, desmiente que «la educación está sesgada hacia los chicos. Yo diría que es justo al revés: el sistema educativo valora muchísimo el trabajo, la actitud, la presentación… características que muchos años antes estaban ligadas más a las chicas que a los chicos», ya que «las niñas suelen ser más hormiguitas, más trabajadoras» Sin embargo, «los expedientes de las chicas son mejores que los de los chicos, pero en las pruebas externas no ocurre eso», asegura.

Alumnado de 2ºB de ESO.
Proyecto Erasmus+
El proyecto Erasmus+ se desarrolla a través de una plataforma digital denominada Milage Learn +, mediante la cual los alumnos pueden acceder a ejercicios, correcciones y explicaciones en el aula. El plan, de tres años de duración, ha sido impulsado por Mauro Figueroa, de la Universidad del Algarve.
El IES Jesús de Monasterio es el primer instituto de España que lo lleva a la práctica, al igual que la Federación Española de Profesores de Matemáticas (FESPAM) y una decena de centros educativos, universidades y asociaciones de profesores de Alemania, Chipre y Portugal.
Para llevarlo a cabo, el instituto de Potes ha adquirido «44 tabletas para los alumnos de segundo de ESO», mientras que «el resto de cursos tienen un permiso especial para llevar el móvil a clase».
Para la docente, el cambio en la metodología de trabajo que conlleva este proyecto está siendo muy útil para algunos alumnos que tienen dificultades en esta asignatura, tal y como le ocurre a una de sus alumnas del tercer curso de ESO, a la que «no se le dan bien las matemáticas» y, en cambio, «se ha hecho todas las actividades que yo he producido», comenta enorgullecida.
A pesar de que la plataforma «funciona estupendísimamente», Sheila admite que «lo que cuesta no es utilizar la plataforma, sino producir las actividades que están en ella» porque «cada ejercicio que produces te lleva, como mínimo, una hora». Además, se trata de un trabajo no remunerado y, por tanto, «no todos están dispuestos a dedicarle tantísimas horas».

Lucia, Sheila, Alejandro y Javier.