La doble historia de superación de Conchi, enferma de cáncer de mama: embarazada, con 28 años y un niño de dos

Hace 15 años, Conchi Haces (1965, Llanes) superó el cáncer de mama por segunda vez. Hoy, Día Internacional del Cáncer de Mama, esta vecina de Potes se convierte en la voz de todas aquellas mujeres, familias y amigos que han sufrido esta enfermedad en sus propias carnes o bien en su entorno más cercano. Hoy, InfoLiébana apuesta todo al rosa. Hoy, sacamos pecho por ellas.
Conchi tenía 28 años, era madre de un niño de dos y estaba embarazada de nuevo cuando, mientras se duchaba, se encontró un bulto del tamaño de «una avellana» en el pecho. «Ahí empezó todo», dice tajante al comienzo de la entrevista.
La noticia llegó «como un jarro de agua fría». Conchi estaba con su marido cuando le dijeron que padecía cáncer de mama, un tumor que afectó a 33.307 mujeres en España en 2019, según los datos recogidos por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). «Mis padres y mi marido estuvieron fatal. Lo llevaron ellos peor que yo. Cuando estás así te haces más fuerte», confiesa.
Sin embargo, reconoce que la segunda vez que sufrió esta enfermedad lo pasó peor que la primera. «Tienes más rabia», matiza. «Vale más ser ignorante que saber lo que te va a pasar. Sabía lo que me iba a pasar pero en el tratamiento, porque el resultado…eso es una incertidumbre siempre», explica.
«No se lo deseo ni a mi peor enemigo»

Conchi ha padecido la enfermedad dos veces.
Conchi comenzó a ir al médico en junio de 1994, y en septiembre ya la operaron. «Me quitaron el pecho entero», cuenta. Después, se sometió a un tratamiento de quimioterapia durante unos seis meses. «No se lo deseo ni a mi peor enemigo», dice esta luchadora.
Ocho años más tarde, Conchi encontró de nuevo un bulto, esta vez en el otro pecho. Cuando fue a hacerse una biopsia, le valió «solo con ver la cara del médico». A pesar de que este nuevo cáncer no era una reproducción del anterior, según ha aclarado Conchi, «se te vienen muchas cosas a la cabeza». De hecho, confiesa que insistió a los médicos para que le quitaran también los ovarios «porque al final está todo conectado», pero estos se negaron «porque era muy joven».
En esta ocasión, la quimioterapia «fue mucho más fuerte» y se le cayó el pelo, algo que no le había pasado la anterior vez y que preocupaba especialmente a su madre.
«Solo pedía hacer la primera comunión a mi hijo»
Conchi manifiesta que «solo pedía hacer la primera comunión a mi hijo». También recuerda el duro momento en el que decidió salir a la calle sin peluca cuando ya le comenzaba a crecer el pelo otra vez. Sin embargo, no fue posible porque «mi hijo me dijo que así no». Para esta asturiana afincada en Potes, es increíble cómo los niños notan estas cosas, algo que ya vio en su hijo la primera vez que padeció la enfermedad.
A pesar de que sigue acudiendo a sus revisiones periódicas, la única secuela que le ha quedado ha sido el hinchazón de uno de sus brazos, algo que «ya no lo noto». Asimismo, Conchi se reconstruyó ambos pechos aprovechando la segunda operación a la que se tuvo que someter. «Si no hubiera tenido que volver a operarme, no lo hubiera hecho», admite.
Hoy en día, Conchi es una de las miles de luchadoras que ya han superado esta enfermedad. «Ahora me puede pasar, pero lo pienso menos», reconoce. Además, quiere lanzar un mensaje de ánimo y fuerza a aquellas mujeres que actualmente padecen la enfermedad. «Que no sean negativas porque yo creo que eso influye muchísimo», concluye.

Conchi en la actualidad.