Flor, responsable de la biblioteca de Potes: «Al principio teníamos avalanchas de gente»

Flor Fernández Martínez, natural de Cabezón de Liébana, es la responsable de la Biblioteca Municipal Jesús de Monasterio (Potes) desde 1983. La lebaniega ha contado a InfoLiébana la transformación que han sufrido las bibliotecas desde que ella comenzó a trabajar en este sector, así como los cambios que han tenido, en cuanto su funcionamiento, debido a la pandemia.
«Es verdad que al principio teníamos avalancha de gente», recuerda Flor, lo cual atribuye a que antes «no tenían otra cosa» cuando salían del colegio, en referencia a los ordenadores y a las actividades extra escolares que existen hoy en día. Para ella, «han cambiado los tiempos», algo que ha notado en el propio uso de los libros: «Antes venían muchísimo a estudiar y se pasaban la tarde consultando enciclopedias y libros de consulta. Ahora no los manejan».
Flor es la única persona que trabaja en este espacio, por lo que se encarga «un poco de todo»: atiende al público, controla el registro y la renovación de libros, las redes sociales… Además, se ocupa de la Oficina de Información Juvenil, una de las primeras instaladas en Cantabria, desde la cual realiza tareas de orientación para jóvenes.
Entre 15 y 20 personas acudían cada día, antes de marzo, a este espacio que alberga más de 7.000 libros y tres ordenadores. Flor considera que esta afluencia es «bastante poco» para un lugar como Liébana. Asimismo, destaca que «siempre han predominado las niñas y las mujeres».

Flor Fernández, responsable de la Biblioteca Municipal.
A pesar de que «no tenemos capacidad para mucho más», la biblioteca adquiere nuevos ejemplares «casi todos los años», según la demanda de los lectores, los premios literarios y el presupuesto. Flor destaca que los libros más demandados son la novela negra e histórica y los cuentos.
Durante el confinamiento, los vecinos de la comarca aprovechaban su salida a la compra para ir a buscar algún ejemplar, a pesar de que la biblioteca tenía servicio a domicilio: «Ellos previamente llamaban para hacer el pedido y yo se lo daba a través de la verja que hay con barrotes».
El número de lectores que se desplazaba hasta la biblioteca «ha descendido mucho», ya que ahora «la gente no puede estar aquí leyendo o analizando los libros que quieren llevarse». Actualmente, la actividad de la biblioteca se limita a ofrecer préstamos y recibir devoluciones.
Respecto a las actividades culturales promovidas por este espacio «para atraer gente», la crisis sanitaria ha obligado a suspender casi todas. «Lo único con lo que seguimos es con la tertulia literaria», ha confesado Flor. Esta cita se lleva a cabo en el salón de actos una vez al mes, en una fecha elegida por los casi 15 asistentes, para leer un libro prestado por la Biblioteca Central de Cantabria.
Asimismo, Flor ha confesado echar de menos «el contacto con los niños», puesto que se han suprimido las visitas a los colegios, los cuenta cuentos, el concurso de marcapáginas y la celebración de fechas señaladas -tales como el Día de la Poesía, el Día de la Mujer…-.
No obstante, la biblioteca ha adoptado diversas medidas de seguridad, tales como una cuarentena de 15 días para cada libro devuelto, y el uso obligatorio del gel hidroalcohólico y de la mascarilla.