El ‘fugitivo de Turieno’ sobre el tiroteo: «Fue como el apocalipsis»

Luciano José Simón Gómez, el ‘fugitivo de Turieno’, ha descrito el tiroteo que tuvo lugar el pasado 17 de julio de 2018 en su casa de Turieno (Camaleño) como «un apocalipsis». Así lo ha manifestado durante la primera vista del juicio celebrado este martes en la Sección Primera de la Audiencia de Cantabria, donde solo ha contestado a preguntas de su abogado.
Al comienzo del juicio, su defensa ha pedido la suspensión de la sesión por la ausencia de orden judicial para acceder a la casa, entre otros motivos que han sido rechazados por la sala. Durante la vista han declarado como testigos los agentes de la Benemérita -de Potes y Cabezón de la Sal- que intervinieron en la operación, así como unidades como la Usecic (Seguridad Ciudadana) y Gar (Grupo de Acción Rápida), el implicado y sus dos hermanos.
El acusado de herir a un agente de la Guardia Civil, el cual acudió al lugar de los hechos avisado por sus familiares, ha asegurado que los días antes del suceso había consumido alcohol y drogas, algo que lleva haciendo «más de 40 años». Además, ha afirmado que tuvo un mal despertar y «estaba en el limbo».
El hombre ha asegurado que no recuerda lo que dijo a los efectivos de la Guardia Civil, pero ha confirmado que «les eché de la casa». «No era consciente nada más que de una mala hostia y de una alteración…», ha comentado. Asimismo, ha aclarado que «no tiré a herir a nadie» y tampoco se enteró de haber herido al agente porque «en ningún momento oí quejarse a nadie».
El procesado ha acusado a los agentes de haber tenido un «comportamiento vejatorio» con él durante la detención, puesto que, según el implicado, le rompieron algunas costillas, le tuvieron un minuto sin poder respirar y han colgado en internet fotos con él.
Luciano José Simón Gómez se enfrenta a 13 años de prisión solicitados por el fiscal por homicidio en grado de tentativa, atentado a agentes de la autoridad y tenencia ilícita de armas.
Relato de los hechos
Luciano José Simón Gómez estaba dormido en su habitación cuando su hermana le llamó para comer. Él no quiso levantarse porque «no estaba en condiciones» y decidió colocar la mesita contra la puerta para bloquear la entrada. Al no poder acceder al dormitorio, su hermano rompió el cristal y le despertó, por lo que se produjo una disputa entre ambos mientras Luciano portaba una navaja, según ha declarado el hermano del acusado. Tras dicha disputa, el acusado destrozó el coche de su hermano con una maza.
Después, el procesado ha recordado que se asomó a la ventana, sacó la escopeta y recibió disparos, por lo que él también disparó hacia la finca de enfrente. No obstante, Luciano ha asegurado que no veía a los agentes mientras disparaba, aunque «sabía dónde estaban».
Tras el tiroteo, en el que hubo «ráfagas» de tiros por ambas partes, el implicado tomó «más pastillas» y fumó un «cigarro de marihuana» antes de dormir de nuevo, esta vez en la buhardilla. Posteriormente, escuchó «un estruendo por la casa» y llamó a un amigo para contarle lo sucedido y decirle que «casi seguro que me maten».
Durante la madrugada, Luciano se asomó a la ventana y lo vio «a gente bebiendo y fumando», lo que le pareció «una romería». En ese momento, huyó al monte hasta la noche del día siguiente, cuando volvió a su casa para presentarse en el cuartel de Potes al día siguiente.
Cuando vio «el tinglado» que había en su domicilio, decidió bajar de nuevo. Una vez en la finca, se escondió debajo de un coche hasta que «me sacaron a rastras, me doblaron el pecho y me rompieron una costilla o dos». También ha acusado a los agentes de tenerle «un minuto sin respirar» y de sacarse «fotos conmigo» que luego ha «visto en internet».

El ‘fugitivo de Turieno’ describe el suceso con fotografías.
Testigos
La versión de todos los efectivos de la Guardia Civil que se encontraban en Turieno durante el suceso y que han acudido este martes a declarar, coincide en que Luciano estaba «nervioso», «agresivo», «fuera de sí» y que «no atendía a razones».
Además, los agentes han manifestado que recibieron continuos insultos y amenazas de muerte como «os voy a limpiar el forro», una expresión en la que los testigos han incidido que fue la que más repetía.
Algunos de los efectivos han explicado que durante el tiroteo les caía «arenilla» de la pared a la que disparaba el acusado, un hecho que se producía cada vez que se asomaban o se dirigían a él.
Los agentes que entraron en la vivienda de Luciano han justificado esta actuación con la falta de respuesta del implicado y la posibilidad de que se hubiera suicidado. La unidad ha descrito la situación en el interior de la casa como favorecedora para Luciano, puesto que, según las palabras de los agentes, ellos no veían nada pero él podía verlos debido a las linternas que portaban.
Los hermanos
Por su parte, los hermanos de Luciano, quienes solicitaron la ayuda de la Guardia Civil para reducir a Luciano y llevarle al centro de salud, han coincidido en que ninguno de ellos conocía la existencia de armas de fuego en la casa ni habían visto «nunca» a su hermano en ese estado. Ambos han destacado la buena relación que mantienen con Luciano y ninguno ha denunciado lo ocurrido.
La hermana del procesado, con la voz entrecortada en algunos momentos, ha manifestado la «estupenda» relación que tenía y tiene con Luciano, su hermano pequeño. Además, ha expresado que se siente «culpable», ya que «solo quise salvarle la vida» y ahora «no tengo vida para pedirle perdón». No obstante, la testigo se ha contradicho en alguna ocasión respecto a lo que había declarado anteriormente y ha asegurado que hay muchos episodios de aquel día que ya no recuerda.
El hermano de Luciano no ha reclamado los desperfectos del coche y ha sido él mismo quien ha abonado el importe correspondiente a los desperfectos que el implicado provocó aquel día. Además, ha asegurado que nadie le leyó sus derechos y que dio su testimonio a uno de los guardias civiles «en confianza», por lo que pensó que nadie lo había recogido.