Cabezón de Liébana, de ‘La Santuca’ a los zamarrones

Cabezón de Liébana forma, con Pesaguero, el Valle de Valdeprado. El municipio atesora un extenso patrimonio artístico y cultural y un valor paisajístico sin parangón, en el que se pueden observar diversos bosques constituidos por alcornoques, encinas, robles y hayas. A través de estas arboledas transcurre la conocida Ruta Castellana del Camino Lebaniego, que parte del Camino de Santiago en Carrión de los Condes y se adentra en Liébana desde el Puerto de Piedras Luengas. El río Bullón, que atraviesa el municipio, se une al río Deva a la altura de Ojedo, antes de discurrir juntos a través del desfiladero de la Hermida.
La joya de este enclave es la Iglesia de Santa María de Piasca, que en realidad son los restos de lo que fue el Monasterio de Santa María la Real de Piasca, uno de los más poderosos de la región debido a las tierras que acumulaba en toda la geografía de Valdevaró y en la zona norte de Palencia. Cabe destacar la escultura de las arquivoltas, los capiteles y los cimacios que representan escenas del antiguo y nuevo testamento, así como de la vida cotidiana del siglo XII.
Desde la Edad Media, cientos de devotos recorren cada dos de mayo la comarca para venerar a la Virgen de la Luz («La Santuca») en la procesión más larga -y una de las más antiguas- de España. Esta fiesta se celebra el 8 de septiembre en Peña Sagra (Aniezo), a 1.500 metros de altitud, con una romería popular declarada de «interés turístico regional».
En esta misma localidad está el Parque del Agua, inaugurado en el año 2000 y formado por diferentes construcciones con un gran valor etnográfico, ya que la mayoría se convirtieron en molinos harineros o en centrales hidroeléctricas, que aprovechan la energía hidráulica: un puente Romano, un Potro de Herrar, una Pisa –o Batán- (una obra de ingeniería de época preindustrial que utilizaba la corriente del agua para funcionar) y un molino harinero. Las telas de lana eran golpeadas por sus mazas para obtener una tela más resistente denominada sayal.
Otra de las festividades con una gran acogida en el municipio son Los Carnavales de Piasca, en los que zamarrones, campaneros y comparsa recorren todo el pueblo antes de hacer un pasacalles por Potes y llegar hasta la escalinata de la Torre del Infantado.