ALAS Liébana alerta sobre la superpoblación felina en la comarca: «Potes y otros pueblos colindantes tienen un gran problema con los gatos»

Un grupo de voluntarias que colaboraban de distintas maneras ayudando a los animales decidió juntarse hace cinco años para crear ALAS Liébana, una asociación sin ánimo de lucro que hoy en día se encarga de proteger y garantizar el bienestar de los animales en la comarca.
En el Día Mundial de los Animales, la portavoz de ALAS Liébana alerta sobre los problemas a los que se enfrentan los lebaniegos con respecto a los animales callejeros, entre los que destaca la creciente presencia de los felinos en la zona: «Potes y otros pueblos colindantes tienen ahora un gran problema con los gatos, porque no acaban de llegarnos avisos de camadas».
La asociación se encarga, por lo general, de animales que «han sufrido la dejadez del hombre». «Nos encontramos animales en estado de desnutrición, con heridas, infecciones o cojeras por maltrato a nivel físico, o con muchas secuelas a nivel psicológico, por lo que se muestran inseguros y son miedosos, sobre todo hacia la figura del hombre», explica la portavoz.
A pesar de que «recogemos sobre todo perros que aparecen abandonados en diferentes pueblos, donde todo el mundo sabe sobre la existencia del animal pero nadie le da auxilio o cobijo», la portavoz de la asociación revela que «el tema de los gatos este año es exagerado».
En el caso de los felinos, a los que describe como «los abandonados del lugar», los han llegado a encontrar «con heridas y larvas de mosca, que se producen por heridas que tienen abiertas».
Para los miembros de ALAS Liébana, su labor «no es un trabajo», sino que lo hacen «por amor a los animales», lo que muchas veces les genera «un sufrimiento a nivel emocional». Sin embargo, todo ello «tiene un trabajo de fondo de hablar y concienciar a los vecinos».
«La gente sabe que existimos y acude a nosotras»
En cuanto al maltrato animal, «estas prácticas, aunque se sigan haciendo, la gente sabe que existimos y acude a nosotras», apunta. De hecho, la asociación ha recibido «denuncias de gente que está envenenando a los gatos», un acto «que es ilegal«, al igual que lo es «matar las crías de los animales», recuerda su portavoz.
Aunque «todavía hay mucho trabajo por hacer», desde ALAS Liébana «confiamos en que estas prácticas, con el paso de los años y las nuevas generaciones, a través de la educación en la escuela y el trabajo de los maestros respecto a la visión positiva hacia los animales, se erradiquen». «Eso sí que es una pequeña evolución en la Cantabria profunda, sobre todo en una zona rural de ganaderos y de caza», agrega.
Diálogo y concienciación
ALAS Liébana se ocupa, «desde el diálogo y la concienciación», de «ayudar a las personas a ver a los animales como seres con derechos a una vida digna» y «concienciar a la gente acerca de las prácticas que se ven como normales y tradicionales, que es el maltrato», así como sobre «la importancia esencial de la esterilización de los animales».
No obstante, la portavoz de la asociación subraya que «nunca desvelamos quién nos pasa los avisos» y «nunca hemos denunciado a nadie».
Así pues, su día a día consiste en «ayudar a aquellas personas que nos ceden animales a encontrarles un hogar cuando ellos, por diferentes circunstancias, no le pueden atender» o «cuando un animal está en condiciones lamentables».
«Lo primero que hacemos al recibir un aviso es detectar si el animal tiene microchip para devolverlo a su hogar y ayudarles si no pueden tenerlo», detalla la portavoz. En caso de que no lo tenga, ALAS Liébana lo publica en sus redes sociales y, si después de 10 días no aparece su dueño, se pone al animal en adopción.
Sin embargo, la asociación «no puede recoger más animales» porque no dispone de ningún refugio, por lo que «los animales están en residencia, en nuestras casas o en casas de acogida hasta ver qué pasa con ellos», confiesa la portavoz. Además, revela que actualmente «estamos saturadas» y «no podemos llegar a todos».
Tal es la implicación de los miembros y colaboradores de ALAS Liébana, que «muchos de los rescates los pagamos con nuestro dinero».
Ausencia institucional
En esta línea, la portavoz de la asociación ha manifestado su malestar con la colaboración por parte de las instituciones públicas, ya que «la única ayuda que recibimos es una cantidad muy mínima del Ayuntamiento de Potes».
Asimismo, alude al «compromiso que tienen los ayuntamientos y organismos públicos para el cumplimiento de la ley de protección de animales del 3/1992 del 18 de marzo«, en la que «hay dos artículos esenciales, el 15 y el 18, que son los que en ningún lugar de Liébana está sucediendo».
El primero de ellos «dice que el ayuntamiento deberá disponer de instalaciones propias o cedidas para el servicio de recogida de animales o a concertarlo con alguna asociación, que en este caso podríamos ser nosotras». El segundo indica que «los ayuntamientos por sí mismos pueden confiscar u ordenar el aislamiento de animales de compañía por malos tratos o tortura».
La portavoz de ALAS también señala que en ningún municipio lebaniego se lleva a cabo el método C.E.S (Captura-Esterilización-Suelta), una campaña de esterilización y suelta de animales callejeros que debe ser financiada por el Ayuntamiento de la zona. «Sabemos que van a vivir en la calle, pero están esterilizados y controlados, por lo que la ciudadanía ha de respetar a las colonias», ha comentado sobre la necesidad de implantar esta campaña cuanto antes.
«Se necesita un compromiso y cumplimiento de la ley que, como instituciones, tienen la obligación de cumplir», insiste.
Debido a la falta de financiación pública, la asociación organiza mercadillos solidarios «para recaudar dinero destinado a los gastos alimenticios y de residencias de los animales que hemos encontrado».